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-No te rías de mí, pero ¿qué es una barra separadora? ¿Es para que no me acerque a ti?

-Prometo no reírme. Ya me he disculpado dos veces. -Por el amor de Dios-. No me obligues a hacerlo de nuevo. -Mi voz es más severa de lo que pretendo, y ella se aparta de mí.

Mierda.

No hagas caso, Vane. Continúa con esto.

-Es una barra que incorpora unas esposas para los tobillos y las muñecas. Es divertido cuando le pierdes el miedo.

-Vale... De acuerdo con lo de amordazarme... Me preocupa no poder respirar.

-A mí también me preocuparía que no respiraras. No quiero asfixiarte.

-Jugar a contener el aliento no me va nada.
Además, ¿cómo voy a usar las palabras de seguridad estando amordazada? -pregunta.

-Para empezar, confío en que nunca tengas que usarlas. Pero si estás amordazada, lo haremos por señas.

-Lo de la mordaza me pone nerviosa.

-Vale. Tomo nota. No usaremos mordaza.

Me observa un momento como si hubiera resuelto un enigma.

-¿Te gusta atar a tus sumisas para que no puedan tocarte? -pregunta.

-Esa es una de las razones.

-¿Por eso me has atado las manos?

-Sí.

-No te gusta hablar de eso -dice.

-No, no me gusta.

No voy a ir ahí contigo, Moni .Déjalo.

-¿Te apetece más champán? -pregunto-. Te está soltando, y necesito saber lo que piensas del dolor. -Le sirvo en la taza y ella toma un sorbo, nerviosa y con los ojos muy abiertos-. A ver, ¿cuál es tu actitud
general respecto a sentir dolor?

Guarda silencio.

Contengo un suspiro.

-Te estás mordiendo el labio.

Por suerte, deja de hacerlo, pero se queda pensativa y se mira las manos.

-¿Recibías castigos físicos de niña? -le pregunto de pronto.

—No.

—Entonces, ¿no tienes ningún ámbito de referencia?

—No.

—No es tan malo como crees. En este asunto, tu imaginación es tu peor
enemigo.

Confía en mí. Créeme, por favor.

—¿Tienes que hacerlo?

—Sí.

—¿Por qué?

No quieras saberlo, de verdad.

—Es parte del juego, Mónica. Es lo que hay. Te veo nerviosa. Repasemos los métodos.

Revisamos la lista.

• Azotes • Azotes con pala
• Latigazos • Azotes con vara
• Mordiscos • Pinzas para pezones
• Pinzas genitales • Hielo
• Cera caliente • Otros tipos/métodos de dolor

—Vale, has dicho que no a las pinzas genitales. Muy bien. Lo que más
duele son los varazos.

Mónica palidece.

—Ya iremos llegando a eso —me apresuro a añadir.

—O mejor no llegamos —replica.

—Forma parte del trato, nena, pero ya iremos llegando a todo eso. Corazón, no te voy a obligar a nada horrible.

—Todo esto del castigo es lo que más me preocupa.

—Bueno, me alegro de que me lo hayas dicho. De momento quitamos
los varazos de la lista. Y a medida que te vayas sintiendo más cómoda con
todo lo demás, incrementaremos la intensidad. Lo haremos despacio.

Parece que duda, así que me inclino hacia delante y la beso.

50 sombras de Martín (v) Where stories live. Discover now