Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Andrea: ¡Tienes que admitirlo es el mejor pastel de chocolate del mundo! – Dijo, mientras terminaba con el último trozo de su pastel.
Samuel: Sí, es muy bueno. – Dijo.
Andrea: ¿Cómo que bueno, Samuel? – Dijo incrédula. - ¡Es el mejor del mundo! – Dijo.
Samuel: Para ti todo lo que tenga chocolate es el mejor del mundo, pastel, helado... – Dijo divertido.
Andrea: ¡Pues claro! La vida es mucho mejor con chocolate. – Dijo.
Samuel: Bueno, ya sé lo que voy hacer para verte feliz por toda la vida. – Dijo, mirándola divertido.
Andrea: ¿Ah, sí? – Dijo divertida, alzando la ceja derecha.
Samuel: Sí, voy a comprar una fábrica de chocolate. – Dijo.
Andrea: ¿Ahora vas a ser mi Willy Wonka? – Preguntó divertida.
Samuel: Voy a ser lo que tú quieras. – Dijo.
Andrea: Bueno, yo prefiero que te quedes como Samuel, así te ves más sexy. – Dijo, guiñándole el ojo.
Samuel: ¿Soy sexy para ti? – Preguntó, con una sonrisa pícara.
Andrea: ¿Tú que crees? – Dijo, mientras se mordía el labio inferior. – Todavía me cuesta creer que tenga un marido tan guapo y sexy. – Dijo, mirándolo a los ojos.
Samuel: No, el afortunado soy yo, me saqué la lotería contigo. – Dijo, mirándola a los ojos, Andrea lo miraba fijamente. - Ay mi brujita, me vuelves loco cada vez que me miras así. – Dijo, acercándose para besarla, la cogió de la nuca y la besó con pasión. Andrea lo correspondió saboreando cada rincón de sus labios. – Te amo, mi amor. – Susurró, después del beso, apoyando su frente a la de ella.
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Andrea: Y yo a ti, mi vida. – Dijo, mirándolo a los ojos. Samuel sonrió y puso una música romántica.