Capítulo 38

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En el día siguiente

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En el día siguiente

Samuel y Andrea se fueron juntos al banco, él la extrañó mucho en esa semana que ella se quedó de reposo en la casa.

Samuel estaba trabajando en su despacho cuando Flavio llegó diciéndole que Edward estaba en el despacho de Andrea.

Despacho de Andrea

Andrea se sorprendió un poco al ver Edward, pero recordó que tenían que hablar de las inversiones que él quería hacer en su nuevo rancho. También decidió decirle que ella ya no quería seguir con el plan, ya que desde el momento que compartieron en la cabaña, las cosas entre Samuel y Andrea, poco a poco estaban mejorando. Ella no quería volver a las peleas diarias y las conversaciones monosilábicas. Andrea agradeció a Edward por su ayuda.

Edward: ¿Estás segura de eso? – Preguntó.

Andrea: Sí, además yo creo que las cosas entre nosotros están mejorando. – Dijo, con una sonrisa.

Edward: Pero aún me vas a ayudar con las inversiones, ¿verdad? – Preguntó.

Andrea: Por supuesto que sí. Gracias Edward, eres un gran amigo, deseo toda la felicidad para ti y para tu candelita. – Dijo, poniéndose de pie para abrazarlo.

Edward: Pues, deseo lo mismo para ti y tu mugrosito. – Dijo abrazándola, estaban sonriendo cuando de pronto, escucharon cómo la puerta se abre de golpe.

Samuel: ¡Pero qué demonios este tipo hace aquí! – Gritó. – ¡Suéltala! – Gritó. – Te dije que no te quiero cerca de mi mujer, eres sordo, ¿O qué? - Dijo enojado, empujándolo.

Andrea: Ya Samuel, cálmate. – Dijo.

Samuel: ¡Tú te callas! – Dijo enojado.

Andrea: ¡No me mandes a callar! ¡Eres un cavernícolas, un bruto, un animal! – Dijo enojada.

Samuel: ¡Claro, tenías que defender a tu amante! – Dijo con ironía, estaba que explotaba de celos.

Andrea: ¿Otra vez con lo mismo? ¡A mí me respetas, Samuel! – Dijo, encarándole con severidad.

Samuel: Y tú imbécil, a mí no me importa que seas un Conde, te quero fuera de aquí y lejos de Andrea, ¿Me oíste? Si te veo cerca de MI mujer, otra vez, te parto la cara! ¡Ahora vete de aquí! Vete antes que te dé una paliza. – Dijo, mirando a Edward enojado.

Andrea: Edward, perdóname por eso... Pero creo que es mejor que te vayas. – Dijo.

Samuel: No, eso ya es el colmo! – Dijo poniendo los ojos en blanco, dándole la espalda y saliendo del despacho de Andrea. Se sentía enojado y dolido por ella haber elegido quedarse con el Conde. ¿Por qué lo defiendes? ¿Te gusta o qué? Samuel entró en su despacho y pegó un golpe en su escritorio, mientras se dejaba caer en la silla, estaba celoso y enojado. Había puesto a perder todo el acercamiento que tuvieron en la última semana, pero no pudo controlar sus celos cuando la vio con este tipo.

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