Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Después de bailar un ratito más, volvieron a su mesa. Charlaron sobre sus vidas y las cosas que solían hacer cuando estaban juntos. Samuel tenía curiosidad de saber todo sobre Andrea. Ella sonreía divertida, mientras recordaba de los momentos que compartía con su familia. Un rato después, decidieron irse a la casa de la playa, mientras Samuel manejaba, Andrea comentó que no tenía ropa para quedarse tantos días, Samuel sonrió y dijo ya había pensado en todo.
Samuel: Es impresionante. No me imaginaba que fuese así. – Dijo, mirando alrededor, mientras apagaba el carro.
Andrea: ¿No habías venido aquí antes? Digo, has planeado todo eso, no? – Dijo, divertida.
Samuel: Nooo, esa es la primera vez que vengo, bueno desde mi accidente. Flavio me envió la ubicación. – Dijo. – Mi amor, no te parece que esa playa es casi deserta? – Dijo.
Andrea: Sí, es una playa privada, nuestra playa privada. – Dijo, sonriendo.
Samuel: ¿Y se puede hacer eso? – Preguntó divertido.
Andrea: Bueno, no sé, pero tú lo conseguiste, entonces diría que... Eres sorprendente. – Dijo, mirándolo a los ojos.
Samuel: Me gusta eso... – Susurró, la cogió de la cintura, mientras la miraba a los ojos dulcemente.
Andrea: A mí también... – Dijo, mientras acariciaba los brazos y los hombros de Samuel, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Samuel: ¿Sabes? Te quedas aún más hermosa bajo la luz de la luna. – Dijo, mirando los labios de Andrea. – Te quiero besar. – Susurró.
Andrea: Entonces bésame. – Dijo, sonriendo. Samuel se acercó y la besó despacio, mientras Andrea pasó sus manos alrededor del cuello de su marido, besándolo dulcemente. Samuel la cogió de la nuca y profundizó el besó, se separaron solo por falta de aire.
Samuel: Voy a recoger las maletas. – Dijo, después del beso. Andrea asintió con una sonrisa. Al entrar en su casa de veraneo, Samuel se quedó aún más impresionado. - Me siento muy bien aquí. – Dijo, mirando a su alrededor
Andrea: Que bueno! ¿Quieres algo de la cocina? Voy por un vaso de agua. – Dijo
Samuel: No, gracias, con lo que comí en la cena fue suficiente. – Dijo. Andrea sonrió divertida. – Voy a llevar las maletas a nuestra habitación... Que por cierto... - Decía.
Andrea: Es la habitación principal, la primera después del pasillo. – Dijo.
Samuel: Gracias, hermosa. – Dijo.
Andrea: Te veo luego. – Dijo, sonriendo, mientras caminaba hacia la cocina. Unos minutos después, cuando Andrea llegó a la habitación, vio que Samuel estaba en el baño. Ella se acercó hacia la ventana de su habitación y se quedó en el balcón, la noche estaba hermosa y el cielo lleno de estrellas. Andrea cerró los ojos y se quedó escuchando las olas del mar, sintiendo la brisa del viento en su rostro. Cuando de pronto sintió los brazos fuertes de su marido, abrazándola por detrás, se sentía tan segura en sus brazos. Samuel la besó en la mejilla, bajando sus caricias hacia su cuello, haciéndola suspirar. - Samuel... Mi amor. - Susurró, con una sonrisa.
