Capítulo 79

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            En la mañana siguiente

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En la mañana siguiente

Samuel abrió sus ojos y sonrió ampliamente al ver que Andrea seguía dormida entre sus brazos. Se quedó mirándola detenidamente hasta que ella empezó a fruncir el ceño, Andrea parpadeó unas cuantas veces antes de abrir sus ojos y encontrarse con la mirada de su marido.

Samuel: Buenos días, amor. – Dijo, mirándola con una sonrisa.

Andrea: Buen día. – Dijo sonriendo.

Samuel: ¿Cómo te sientes? – Preguntó.

Andrea: En el cielo. – Dijo divertida.

Samuel: Brujita... - Dijo sonriendo.

Andrea: Estoy bien, mi amor. Ya no siento dolor como antes. – Dijo, mirándolo a los ojos.

Samuel: Ya pronto no sentirás ningún dolor. – Dijo, besándola despacio.

Andrea: No lo dudo. Con estas medicinas que me das, se me olvida todo. – Dijo después del beso.

Samuel: ¿Y mis hijos? ¿Cómo amanecieron mis tesoros? – Preguntó, cambiando la voz, mientras acariciaba el vientre de Andrea.

Andrea: Amanecimos muy bien, papá! Y con mucha hambre. – Dijo, cambiando la voz.

Samuel: ¿Así que mucha hambre? – Preguntó divertido.

Andrea: Sí, ¡mucha! Mi mamá quiere un desayuno muy rico. – Dijo, cambiando la voz.

Samuel: Ah, ¿Su mamá quiere un desayuno rico? – Preguntó, moviendo las cejas divertido.

Andrea: Sííí... Consiéntela,  papá! – Dijo, haciendo pucheros.

Samuel: Ahorita mismo. – Dijo sonriendo, mientras acariciaba la espalda de Andrea.  – ¡A consentir esta brujita bella! – Dijo divertido.

Andrea: Ay, ¡Eres el mejor papá del mundo! – Dijo divertida, mientras atrapaba la barbilla de Samuel con sus dedos y lo besaba despacio.

Minutos después

Samuel le trajo el desayuno a Andrea. Estaban en la cama.

Andrea: A ver mi guapo... Dime, ¿No tienes que trabajar? – Preguntó divertida, mientras terminaba su zumo de naranja.

Samuel: ¿Tanto te aburre mi presencia? – Preguntó, haciendo pucheros.

Andrea: De ninguna manera. No digas tonterías, sabes muy bien que me encanta tu presencia. Samuel, no quiero que dejes a un lado tus compromisos laborales solo para... - Decía cuando Samuel puso su dedo índice en sus labios para silenciarla.

Samuel: No hay nada en mi vida que sea más importante que tú. Eres mi mujer, mi amor, la madre de mis hijos... Tú eres todo para mí. Así que no quiero que vuelvas a repetir eso jamás. Me gusta cuidarte, llenarte de cariño y de amor. No te preocupes con mi trabajo, aunque no estoy en el banco todo el tiempo, sigo enterado de lo que pasa. Flavio me está ayudando, pero ahora lo más importante es que te recuperes pronto. Tú y yo, tenemos un viaje pendiente. Lo único que quiero es estar contigo. – Dijo, mirándola a los ojos.

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