Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Horas después...
En el hospital.
Andrea estaba descansando en su habitación tras haber recibido la visita de su familia. Samuel estaba en la silla al lado de la cama, mirándola. Tenía la mirada fija en ella, una mirada que reflejaba todo su amor y admiración hacia la mujer increíble que tenía como esposa. Andrea abrió sus ojos, alzó su ceja derecha y sonrió al ver que él había se quedado con ella todo el tiempo.
Andrea: ¿Te quedaste mirándome todo el tiempo? – Preguntó con una sonrisa.
Samuel: Qué puedo hacer? No puedo dejar de mirarte, mi brujita. Soy el marido de la mujer más bella del mundo. Me has hechizado y tú lo sabes. – Dijo mirándola divertido.
Andrea: Deberías descansar, mi amor. Estás herido, además hemos tenido muchas emociones para un solo día, ¿No crees? – Dijo, mirándolo preocupada.
Samuel: Yo estoy bien, mi amor, no te preocupes! Ahora déjame cuidarte, no me voy para ningún lado sin mi mujer y mis hijos. – Dijo, acariciando su mano.
Andrea: Eres tan lindo conmigo, te amo. - Dijo acariciando su mano. - Pero dime, ¿Nuestros niños están bien? – Preguntó preocupada.
Samuel: Yo también te amo, y sí, están bien. Pero van a tener que quedar aquí un poco más. – Dijo.
Andrea: Lo sé. Pero yo no me voy de aquí sin ellos. – Dijo.
Samuel: Así es, nos quedaremos los dos. – Dijo.
Andrea: ¿Sabes, mi amor? Aún no puedo creer lo que pasó a Patricia. ¿Estás seguro que ella estaba en ese carro? – Preguntó.
Samuel: Fernández y mi papá fueron testigos, su cuerpo se quedó irreconocible. Nadie puede salir con vida de algo así. – Dijo.
Andrea: Ella nos hizo mucho daño, pero te lo juro que nunca deseé algo así para ella. Fue una muerte muy horrible. – Dijo.
Samuel: No tienes que decirme, te conozco brujita, sé lo noble y buena que eres. Por eso me enamoré de ti. – Dijo mirándola divertido.
Andrea: Bueno, yo pensé que te enamoraste de mí por mi olor caballo. – Dijo divertida. Samuel no contuvo las carcajadas.
Samuel: Eso también. ¡Me volviste loco, bruja apestosa! – Dijo divertido. – Pero hablando en serio mi amor. Patricia se buscó su destino, a pesar del daño que me hizo yo nunca le deseé algo malo, llevó una vida de criminalidad y, tarde o temprano, iba a pagar el precio por sus actos. Es hora de mirar adelante y escribir una nueva historia junto a lo que tenemos de más hermoso, nuestros hijos, nuestro futuro. Las vidas que celebramos hoy. – Dijo mirándola a los ojos.
Andrea: Eres el amor de mi vida, Samuel Gallardo. – Dijo, mirándolo a los ojos.
Samuel: Y tú eres mi todo, mi señora Gallardo. – Dijo acercándose para besarla tiernamente en los labios. Un beso lento y dulce.
