Capítulo 96

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En la mañana siguiente

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En la mañana siguiente...

Paris, Francia.

Andrea estaba en su habitación terminando de arreglar las maletas cuando la llamó Samuel.

Samuel: Todo listo, mi amor. Nuestro vuelo sale en tres horas. – Dijo. – ¿Necesitas ayuda? – Preguntó.

Andrea: No, gracias. Yo ya terminé por acá. – Dijo, con las manos en la cintura. – Pero, tus hijos están muy agitados, creo que necesito sentarme un poco. – Dijo, sentándose en la orilla de la cama. Samuel se acercó.

Samuel: ¿Seguro quieres volver a Houston? Falta poco para que nazcan... - Dijo acariciando el vientre de su mujer. – Me preocupo con lo que puede pasar. – Dijo, mirándola a los ojos. Andrea puso su mano por encima de la de él, y lo besó dulcemente en los labios.

Andrea: Quiero que nazcan en nuestra casa, quiero estar con mi familia. Quiero vivir contigo sin tener miedo a cada rato. Necesito poner un punto final a toda esa locura. Mi amor, sé que lo que quiero hacer es muy arriesgado, pero no veo otra salida. – Dijo. – Vamos detenerla, tú y yo, juntos. – Dijo muy decidida. Samuel besó el dorso de la mano de su mujer.

Samuel: Eres una mujer muy valiente, mi brujita. No sabes lo dichoso que soy por tener una esposa como tú. – Dijo mirándola a los ojos. – Está bien, haremos eso juntos. Pero, no voy arriesgarte, ni a ti, ni a nuestro hijos. – Dijo.

Andrea: No has dicho nada a la familia, ¿Verdad? – Preguntó.

Samuel: No, pero están llamando a cada rato. – Dijo.

Andrea: Van a tener una gran sorpresa. – Dijo.

Samuel: Tu madre va a poner el grito en el cielo. – Dijo.

Andrea: Sí, pero la voy a convencer. – Dijo.

Samuel: Yo sé que sí. – Dijo. – Eres muy buena en eso de convencer a las personas... Deberías haber sido una abogada. – Dijo divertido.

Andrea: Nooo... Gracias, no estoy ni loca! Me gusta mucho la vida que tengo. – Dijo divertida. – Además, me gusta más ser tu brujita. – Dijo sonriendo.

Samuel: Buena elección, mi amor. – Dijo divertido.

Andrea: Creo que tus hijos piensan lo mismo. – Dijo, sintiendo como sus bebés se movían.

Samuel: Ok... Ya entendí. ¡Su mamá siempre tiene la razón! – Dijo, hablando con sus bebés, mientras Andrea sonreía.

Horas después...

En el avión,

Andrea se quedó dormida, Samuel intentó distraerse con un libro pero no podía concentrarse, se sentía preocupado, sabía que iba a ser muy, arriesgado, pero Andrea tenía razón, no podían seguir lejos de su familia, necesitaban recuperar su vida.

Junto a tiWhere stories live. Discover now