Capítulo 88

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Un mes después

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Un mes después...

Samuel y Andrea ya habian conocido toda la isla de Creta. Andrea ya tenía cinco meses de embarazo y Samuel no podía contener la felicidad de acompañar cada momento del embarazo de su brujita, veía como su vientre ganaba forma con el pasar de los días y meses. Andrea siempre lo sorprendía mirándola mientras ella estaba distraída.

Samuel leía para sus bebés, charlaba con ellos mientras Andrea estaba dormida, y no podía contener la sonrisa cada vez que los sentía moverse en el vientre de Andrea. Él siempre estaba pendiente de ella, llenándola de amor y protección. Era un marido ejemplar, dulce, atento, detallista, amoroso y apasionado... La trataba como una reina. Pero lo que más le encantaba era esa nueva faceta que estaba descubriendo, el Samuel padre, este que pasaba horas leyendo a sus hijos, cuidándolos y brindando su amor. Cada vez que se acostaban a dormir, Andrea lo escuchaba platicando con los bebés en su vientre, se hacía la dormida, solo para escuchar sus pláticas, Samuel era tan tierno y bello. Ella no creía ser posible amar este hombre más de lo que ella ya lo amaba, pero a cada amanecer al lado de él, Andrea se daba cuenta que sí... Era perfectamente posible amarlo aún más.

Mañana Samuel y Andrea se iban hacia la isla de Santorini, donde se quedarían una semana, disfrutando  en una de las islas más románticas de Grecia. Se quedarían en el mejor hotel de la ciudad de Oia.

Estaban acostados en la cama, Andrea tenía la cabeza apoyada en el pecho de Samuel, mientras él acariciaba el vientre de su mujer.

Samuel: ¿Cómo que se están moviendo mucho hoy, no? – Preguntó divertido.

Andrea: Sí... Es que... - Dijo incorporándose.

Samuel: ¿Qué? ¿Otro antojo? – Preguntó divertido. Andrea hizo pucheros.

Andrea: Sí... Tus hijos quieren la pizza de la cena. – Dijo.

Samuel: Pero la pizza ya está fría, amor. – Dijo.

Andrea: No importa. Ellos quieren, Samuel. Dame la pizza, ¿Sí? No seas malo. – Dijo haciendo pucheros, parecía una niña a punto de llorar, y Samuel sonrió.

Samuel: Bien... Todo para complacer a los amores de mi vida. – Dijo, apartando las sábanas, mientras salía de la cama.

Andrea: Amor... Antes de que te vayas... - Dijo, mirándolo apenada.

Samuel: ¿Qué más quieres? – Preguntó sonriendo.

Andrea: Yo no quiero nada... Son tus hijos, Samuel. – Dijo falsamente ofendida.

Samuel: Claro... ¿Qué más quieren mis hijos? – Preguntó, mirándola con ternura.

Andrea: Un poquito de tarta de Chocolate, con helado de mango, limon... y... Menta. Sí, sí, menta! Eso quieren tus hijos. – Dijo con los ojos cerrados.

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