Capítulo 57

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Días después

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Días después...

Llegó el domingo, Andrea se despertó sin muchas ganas de salir de la cama, parpadeó unas cuantas veces antes de por fin abrir a los ojos, estiró el brazo para abrazar a su marido pero no lo encontró a su lado, miró el reloj y ya pasaba de las nueve. Otra vez se despertó cansada...  No, definitivamente algo le estaba pasando, y aunque, no le agrade la idea, lo mejor es irse al médico.

Andrea se duchó, puso una ropa cómoda y bajó al comedor.  Nieves le dijo que Samuel estaba en el área de la alberca terminando de organizar la mesa para la comida familiar. Cuando la vio venir le regaló una tierna sonrisa, mientras se acercaba para besarla y desearle los buenos días.

Samuel: Amor... Buenos días. – Dijo, besándola con suavidad, mientras la cogía de la cintura. Andrea pasó sus manos alrededor del cuello de su marido.

Andrea: Buenos días, mi amor. - Dijo sonriendo, después del beso.

Samuel: ¿Has dormido bien? – Preguntó, mirándola a los ojos.

Andrea: Sí, muy bien. ¿Y tú? – Preguntó.

Samuel: Cada noche y cada amanecer a tu lado, es como estar en el paraíso. – Dijo.

Andrea: ¡Ay, tonto te amo! – Dijo, atrapando el rostro de Samuel entre sus manos y besándolo despacio.

Samuel: Te digo cosas bonitas ¿Y tú me llamas tonto? – Preguntó, divertido.

Andrea: Sí... Pero también he dicho que te amo. Además, eres mi tonto y de nadie más. – Dijo, divertida.

Samuel: También te amo mi loquita hermosa. – Dijo, volviendo a besarla. - ¿Ya desayunaste? – Preguntó, después del beso.

Andrea: No, aún no. – Dijo.

Samuel: Bueno, entonces a desayunar se ha dicho! – Dijo, divertido.  Se fueron hacia la cocina. Un rato después, Samuel tenía una sonrisa en sus labios mientras miraba como Andrea terminaba el desayuno. - Te apetece algo más? - Preguntó, mirándola.

Andrea: Uh... Me gustaría dar un paseo a caballo. Te apetece? - Preguntó, mirándolo con una sonrisa.

Samuel: Me apetece todo lo que tú quieras. – Dijo sonriendo. - ¡Así que vamos! – Dijo.

Andrea: ¡Ay, eres tan lindo conmigo! – Dijo sonriendo.

Samuel: Bueno, me gusta cuidar lo que es mío. – Dijo, mientras la cogía de la cintura.

Andrea: Pues, déjame decirte que estás haciendo un buen trabajo. – Dijo, pasando sus manos por los brazos de su marido, acariciándolo.

Samuel: ¿Qué bueno, no? – Dijo sonriendo. Andrea acariciaba el pecho de su marido con sus manos, mientras él se acercaba para besarla.

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