Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Horas después...
Houston, Texas.
En la casa de Samuel y Andrea
Estaban en la entrada de su casa, cuando Samuel apagó el carro.
Andrea: No sabes lo feliz que estoy por volver a nuestra casa, mi amor. – Dijo.
Samuel: Yo más. No sabes las veces que soñé con esto. – Dijo con una sonrisa.
Andrea: Ay, mi amor! Mis cosas están en el rancho de mi mamá. – Dijo mirándolo a los ojos.
Samuel: No, tus cosas ya están acá... Nieves ya se encargó de eso. – Dijo sonriendo.
Andrea: ¡Pero que listo es mi marido! – Dijo divertida. Samuel la besó en los labios rápidamente.
Samuel: Ven, yo te ayudo. – Dijo, quitando el cinturón de seguridad de Andrea.
Andrea: Yo puedo hacer eso sola. – Dijo sonriendo.
Samuel: Lo sé, pero aún te estás recuperando... Además, estás embarazada. – Dijo.
Andrea: Me siento muy bien... Y mi embarazo no es una enfermedad. – Dijo con una gran sonrisa.
Samuel: Lo sé, pero yo quiero cuidarte, no quiero que hagas esfuerzos. – Dijo mirándola a los ojos.
Andrea: Pero sabes que esas cosas suelen pasar cuando se está embarazada, no? Mareos, nauseas, agotamiento... Falta de apetito, o mucho apetito. – Dijo sonriendo.
Samuel: Sí, sí, lo sé. Estuve leyendo a respecto. – Dijo.
Andrea: ¿Ah, sí? – Preguntó sonriendo.
Samuel: Pues claro, desde que me enteré que voy a ser papá estoy leyendo todo lo que tiene que ver con embarazo. Yo quiero hacer las cosas bien, estar presente y ser un apoyo para ti, no quiero perder nada. Voy estar a tu lado en todos los momentos y voy tomarte de la mano. – Dijo, mientras Andrea lo miraba con mucha ternura.
Andrea: Vas a ser un papá increíble. Pero sabes que vamos a tener mucho trabajo, no? Dos bebés no es fácil, mi amor. – Dijo.
Samuel: Sí, lo sé, pero tú y yo, podemos con eso y mucho más. – Dijo mirándola a los ojos.
Andrea: Yo sé que sí. – Dijo sonriendo, mientras se acercaba para besarlo. Se besaron tiernamente. Samuel bajó del carro y se acercó para ayudarla bajarse del vehículo, Andrea sonrió divertida por los cuidados excesivos de su marido. Le encantaba que él fuera así tan sobre protector. – Me vas a llevar en tus brazos? Es lo único que falta. – Dijo bromeando. – Yo puedo caminar más rápido, Samuel. – Dijo sonriendo.
Samuel: ¿Sabes qué? Yo creo que tienes razón. – Dijo, parando y mirándola a los ojos.
Andrea: Gracias, yo te dije que yo puedo... - Decía, cuando Samuel la cargó en sus brazos. - Samuel... - Dijo riendo, mientras pasaba sus manos por el cuello de su marido.