Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Horas después
En la habitación de Samuel y Andrea
Samuel estaba acostado en la cama, cuando vio Andrea salir del baño, la miró con atención mientras veía como ella se quitaba la bata y revelaba su camisón de seda azul, se veía hermosa y sexy. Apartó las sábanas y la ayudó a acomodarse, Samuel la abrazó bajo las sábanas, mientras Andrea recostó su cabeza en el pecho de su marido y sintió sus manos acariciando su espalda suavemente.
Samuel: ¿Fue un día lleno de emociones, no? – Dijo, besando la mejilla de su mujer.
Andrea: Sí... Estoy feliz por no tener que disimular mi embarazo. – Dijo divertida. – Ya se me hacía difícil. – Dijo.
Samuel: Me lo imagino. Además, ya se te nota un poquito. – Dijo sonriendo, mientras acaricia su vientre.
Andrea: Sí, lo sé! Pero ya quiero tenerlos conmigo, mi amor. No sé si podré esperar todos esos meses para conocerlos. – Dijo.
Samuel: Yo me siento igual, ya quiero tenerlos con nosotros. – Dijo.
Andrea: Deseé mucho ser la madre de tus hijos. – Dijo, buscando la mirada de Samuel. – Pero cuando tuviste el accidente, sentí que este iba a ser un sueño lejano, de verdad creí que te había perdido. Teníamos tantos planes... – Dijo, con nostalgia.
Samuel: Mi amor... No quiero que te pongas triste, sé que sufriste mucho y todo eso por mi culpa. – Dijo, veía el dolor en su mirada.
Andrea: No... No, mi amor. - Dijo, atrapando la barbilla de él entre sus dedos. – No vuelvas a repetir eso. Sabes qué? Cada día me convenzo de que si tuvimos que enfrentar esa tormenta, fue por algo, los tiempos de Dios son perfectos. Mira lo que tenemos ahora, vamos a ser padres... La vida es mucho más increíble de lo que se puede imaginar. Cumpliste con todos mis sueños, Samuel. Y yo te amo mucho por eso! – Dijo, mirándolo a los ojos emocionada. – No voy acostumbrarme con esas hormonas. Ahora soy una llorona incontrolable. – Dijo sonriendo.
Samuel: ¡Yo te amo más, brujita! Pero aún me queda cumplir muchos y muchos sueños más. Te juro que no voy a permitir que nadie te haga daño mi amor, ni a ti ni a nuestros hijos. Gracias a ti, descobrí mi propósito en esta vida. - Dijo, mirándola a los ojos.
Andrea: ¿Y cuál es tu proposito en esta vida? – Preguntó, ya sabiendo la respuesta.
Samuel: Es amarte mi brujita, amarte hasta mi último suspiro. – Dijo sin dejar de mirarla. Sentía como su corazón latía deprisa.
Andrea: Entonces tú y yo, tenemos el mismo propósito de vida, porque yo nascí para estar contigo. – Dijo.
Samuel: Naciste para ser mía. – Dijo, mirándola con intensidad.
