Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Los días pasan, mientras Samuel y Andrea disfrutan de su estadía en Paris. Andrea lo llevó a muchos lugares que solía frecuentar, galerías de arte, museos, teatros,y el arco del triunfo. Se fueron de tren hasta las ciudades cercanas, se tomaron muchas fotos y hablaban todos los días con su familia, los notaban raros, pero siempre tenían una excusa. Aun no sabían nada de Patricia, pero en estos meses lejos de Houston no si sentían amenazados por esa loca. Un día, Andrea lo llevó hacia los jardines de Monet, era como estar prendido en una de sus pinturas, se tomaron muchas fotos en aquel paraíso.
Y así, otro mes se pasó. Andrea ya tenía siete meses de embarazo. Ellos ya no salían tanto cuanto antes, Andrea se sentía algo cansada en los últimos días. Estaban cenando cuando empezaron a hablar de sus hijos.
Andrea: Ay, mi amor... Ahora falta poco! – Dijo, sonriendo, mientras acariciaba su vientre.
Samuel: Sí... Sólo dos meses. – Dijo sonriendo. - ¿Te sientes mejor? Anoche estabas algo indispuesta. - Preguntó.
Andrea: Mucho mejor... Es que anoche me sentía muy pesada. Gracias por hacerme un masajito. – Dijo sonriendo.
Samuel: Si quieres, te hago otro antes de dormir. - Dijo.
Andrea: Lo acepto, tus manos me relajan mucho. – Dijo divertida.
Samuel: ¿Solo mis manos te relajan? – Preguntó pícaramente.
Andrea: Samuel no seas mente sucia. – Dijo, mirándolo a los ojos.
Samuel: Pero yo no dije nada. – Dijo, haciendo pucheros.
Andrea: Pero lo pensaste. – Dijo mirándolo, mientras tomaba un sorbo de su zumo. – Cambiando de tema... Mi amor tenemos que hablar de los nombres de nuestros hijos. – Dijo.
Samuel: Pues, yo ya sé el nombre de mi princesita. – Dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.
Andrea: Samuel, ya te dije que mi hija no se va llamar Andrea... - Dijo mirándolo a los ojos.
Samuel: ¿Pero por qué no? Mi amor, este es el nombre más hermoso del mundo. – Dijo mirándolo.
Andrea: Me halaga que pienses así, pero yo quiero otro nombre para mi hija. – Dijo, mirándolo a los ojos. Ya lo había decidido desde que supo de su embarazo, bueno si tuviera una niña, ya tenía un nombre en mente, y si tuviera un niño, pues le gustaría que su hijo tuviera el nombre de los hombres más importantes de su vida.
Samuel: No creo que nuestra hija pueda tener un nombre más hermoso que el de su mamá. – Dijo mirándola.
Andrea: Bueno, no sé si es el más hermoso, pero me gustaría mucho que nuestra hija tuviera este nombre. – Dijo con una sonrisa.
Samuel: A ver mi señora Gallardo, como quieres que se llamé nuestra hija? – Preguntó.
Andrea: Alma Gallardo Del Junco... Así quiero que se llame nuestra hija. – Dijo esperando la reacción de Samuel, veía como sus ojos se llenaban de lágrimas.
