Capítulo 106

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Tres meses después

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Tres meses después

Rancho Del Junco

Llega el día de la boda de Cayetana y Fernández. El rancho Del Junco se ve hermoso para la celebración del amor. Los hermanos Gallardo están a puestos a espera de sus esposas, mientras cuidan a sus hijos. Los invitados ya están en sus lugares, así como Fernández, que no podía disimular su ansiedad. Solo esperaban por Cayetana.

Flavio: Oye, donde están nuestras mujeres? El juez ya nos está mirando feo. – Dijo, mientras dividía su atención entre su hija y el juez. – Ni hablar de Fernández, el pobre ya está temblando de los nervios, seguro está pensando que nuestra suegrita lo abandonó en el altar. – Dijo divertido.

Arturo: Todas las novias se retrasan, es natural. – Dijo, mientras arreglaba el sombrero de Arturito.

Samuel: Mi brujita, no. Ella fue muy puntual en el día de nuestra boda. – Dijo con una sonrisa boba en sus labios, mientras jugaba con las manitas de su hija.

Flavio: ¡Ay, quita la cara de bobo! – Dijo burlándose.

Soledad: Las chicas están con Cayetana. – Dijo, mientras arreglaba la ropita de Samuelito.

Flavio: Pero ya se están tardando mucho. - Dijo. 

Samuel: Seguro nuestras mujeres están teniendo su momento madre e hijas. – Dijo.

Soledad: Pronto tu mami se viene a jugar contigo mi príncipe hermoso. – Dijo jugando con los cachetes del bebé.

Samuel: Fernández se ve bien nervioso. – Dijo sonriendo.

Flavio: No es para menos, él sabe que ahora ya no hay marcha atrás. – Dijo divertido.

Arturo: ¡Ay, pero que chistosito eres! No hables así de nuestra suegra. – Dijo mirándolo con reproche. – Arturito, no escuches las tonterías de tu tío. – Dijo mientras todos se reían.

Flavio: Relájate, es solo una broma. – Dijo divertido.

Mientras tanto, en la habitación de Cayetana.

Cayetana se estaba mirando al espejo, después del desastre de su relación con Leonardo, no pensó que volvería a casarse. Pensó en todo lo que vivió en los últimos años, en las leccionnes que recibió de la vida, y pensó en Ignacio, lo recordó con cariño, fueron felices por muchos años, sus hijas eran los frutos de su amor. Pero una relación necesita cuidados y en algún momento de sus vidas el amor bonito que tenían dio lugar a otros sentimientos. Cuantos errores ha cometido, pero aprendió de ellos, y hoy la vida le dio una nueva oportunidad para ser feliz, se estaba casando por amor, con un hombre maravilloso y que la amaba de la misma manera.

Andrea: Mami, ¡Estás hermosa! – Dijo emocionada, entrando en la habitación de su mamá junto a sus hermanas. – El abuelo te está esperando en la sala. – Dijo.

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