Capítulo 95

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Después de la videollamada de Samuel y Andrea, todos en el Rancho Del Junco se veían visiblemente preocupados

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Después de la videollamada de Samuel y Andrea, todos en el Rancho Del Junco se veían visiblemente preocupados. Mientras tanto, en Paris, Samuel veía como Andrea se ponía nerviosa con lo que acabara de descubrir.

Samuel: Mi amor, no te pongas así. – Dijo abrazándola.

Andrea: No puedo creer que hayan pasado por todo eso y no nos dijeron nada. – Dijo con incredulidad.

Samuel: No querían preocuparnos, no te enojes con ellos. – Dijo, mientras acariciaba el pelo de Andrea.

Andrea: Amor, esa mujer no va a parar hasta lograr su cometido, ¿Mira lo que fue capaz de hacer? Después de tanto esfuerzo para recuperar el Rancho y mantener vivo el sueño de mi papá... Ella... - Dijo, rompiéndose a llorar. Samuel la abrazó más fuerte. – Me siento tan vulnerable, me aterra sentirme así. – Dijo, aferrándose a los brazos de su marido.

Samuel: Brujita, tranquilízate, por favor. Me duele verte así y no poder hacer nada para ayudarte. – Dijo, mientras limpiaba sus lágrimas con sus pulgares.

Andrea: No... No digas eso mi amor, tú eres mi mayor apoyo. Sin ti no podría soportar todo lo que ha pasado, eres mi fuerza, Samuel. Perdóname, por ponerme así, pero es que me duele mucho todo eso... Tú, mejor que nadie, sabe lo que ese Rancho significa para mí. No puedo quedarme aquí y fingir que nada está pasando, tengo miedo por nuestra familia. – Dijo, más calmada.

Samuel: Fernández no va a dejar que nada malo pase a nuestros seres queridos, Arturo también está allí, mi hermano los va a cuidar. Todo va a salir bien ya verás. – Dijo, intentando animarla.

Andrea: Quisiera tener tu optimismo... Esa es una de las cosas que más me gustan en ti, que siempre veas el lado bueno de todo... Y esa manera tan dulce que tienes para tranquilizarme. – Dijo, mirándolo a los ojos.

Samuel: Ahora voy a ponerte en la camita, tienes que descansar ha sido una noche llena de emociones y eso no hace bien a nuestros pequeños. – Dijo tiernamente.

Andrea: No sé si puedo dormir. – Dijo con sinceridad. Tenía la mirada triste, Samuel sabía que aunque se esforzara para demostrarle que estaba bien, la llamada a Houston la había afectado mucho.

Samuel: Déjame a mí, que te hago dormir! - Dijo, sonriendo.

Andrea: ¿Ah sí? ¿Y cómo piensas hacer eso, eh? – Preguntó, con una pequeña sonrisa, mientras acariciaba la mejilla de él.

Samuel: Pues... Teniéndote en mis brazos, llenándote de besitos y de amor... ¡Mucho amor! – Dijo, abrazándola por la cintura.

Andrea: Yo solo puedo llegar hasta aquí. – Dijo, bajando la mirada hacia su vientre, que tocaba el abdomen de su marido. – Pero me gusta eso de abrazos, besitos y amor. – Dijo, mirándolo con una sonrisa.

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