Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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En la casa de Samuel y Andrea
Samuel y Andrea estaban en la sala, mirando una película en la tele.
Andrea: Me gusta tanto quedarme así contigo. – Dijo, mientras acariciaba el pecho de Samuel con la yema de sus dedos. Él sonrió.
Samuel: Me encanta tenerte en mis brazos. – Dijo, mientras alzaba la barbilla de Andrea para mirarla a los ojos, sus narices se rozaban, mientras su mano derecha acariciaba la mejilla izquierda de su mujer. – Te amo, Andrea. – Susurró antes de besarla en los labios. Un beso dulce y tierno, que luego se convirtió en cálido y muy apasionado. Andrea lo cogió de la nuca correspondiendo el beso con la misma pasión. Hoy, mientras estaban con su familia, Samuel tuvo otro recuerdo con Andrea. Recordó el día en que se hicieron novios, sus risas mientras bailaban, sus besos apasionados "con un beso sabrás todo lo que he callado" ella le había dicho antes de besarlo apasionadamente. "La llamó brujita... Su brujita." Poco a poco empezaba a recuperar sus recuerdos.
Andrea: Y yo a ti, mi amor. - Dijo, apoyando su frente a la de él. – Todavía no puedo creer que estamos juntos, tuve tanto miedo... Creía que te había perdido. - Dijo, mirándolo a los ojos, tenía los ojos llenos de lágrimas. Samuel atrapó el rostro de Andrea entre sus manos.
Samuel: Nunca me vas a perder. ¿Me oíste? Nunca... Eres el amor de mi vida. Perdóname por haber tardado tanto en darme cuenta. Ya no quiero que te pongas triste... Me gusta más ver esa sonrisa hermosa que tienes. – Dijo, haciéndola sonreír.
Andrea: Es que, en los últimos días me estoy poniendo muy sensible. Pero yo no me siento triste, al contrario, estoy muy feliz, me emocioné con lo que dijiste. – Dijo, Samuel limpió las lágrimas de su mujer con sus pulgares y la besó en los labios despacio.
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Samuel: Pero aún así, no quiero ver lágrimas en tu rostro, aunque sean de felicidad. Lo que yo sí quiero ver, o mejor dicho, escuchar, es el sonido de tu risa. Tengo algo para ti. – Dijo, después del beso.
Andrea: Ay, mi amor! ¿Otra sorpresa? Me estás consintiendo mucho, eh? – Dijo, divertida.
Samuel: Pues... Esa es la intención. – Dijo sonriendo. – Es algo que yo sé que te gusta mucho. – Dijo, sacando una cajita con sus chocolates favoritos. - Bueno, esta mañana dijiste que te apetecía comer a estos chocolates... – Dijo sonriendo. Andrea cogió la barbilla de Samuel entre sus dedos, le dio un beso corto en los labios y volvió su atención a los chocolates.
