Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Un més después...
Samuel y Andrea, se quedaron en otras ciudades del norte de Italia, en Venecia, por ejemplo, disfrutaron de los románticos paseos de góndola y las cenas a luces de velas, sin duda una de las ciudades más románticas que han visto en sus vidas.
Andrea ya tenía seis meses de embarazo, y en este tiempo tuvo que irse al médico dos veces, para revisiones de rutina, su salud estaba perfecta al igual que la de los bebés. Ella tuvo otro mareo en Venecia, mientras paseaban de barco, pero se le pasó muy rápido, la brujita seguía teniendo antojos en los horarios más inapropiados, pero Samuel los cumplía inmediatamente. Sus hormonas seguían desatadas para la felicidad de Samuel, que era muy solicitado por Andrea cada vez que la ella e apetecía, o sea, casi siempre. Ahora estaban en el sur de Italia, no podrían marcharse de ese hermoso país sin disfrutar de las bellas playas de la costa azul. En una semana, estarían en Paris. Se quedarían en el departamento de Las Del Junco.
En todo este tiempo, no habían tenido noticias de Patricia, llamaban al Rancho Del Junco todos los días para hablar con su familia, pero Samuel seguía teniendo la sensación de que algo andaban ocultando, pero siempre que intentaba sacar informaciones, su familia cambiaba la conversación.
Días después...
Sur de Italia,
Isla de Capri.
Hoy era su último día, no solo en la isla de Capri, pero también en Italia, mañana estarían en la ciudad del amor, Paris. Aún no sabían cuánto tiempo se quedarían en Francia.
Samuel y Andrea, caminaban en la orilla de la playa cogidos de las manos, sintiendo el agua tocando sus pies descalzos, pronto vendría el atardecer, habían disfrutado de un hermoso día de playa, nadaron, jugaron en el agua, se besaron, sonrieron, platicaron de su futuro junto a sus hijos, los planes que tenían para el rancho. Disfrutaron de la rica culinaria local, el restaurante cerquita de la playa era encantador, tenían la vista perfecta del agua azul turquesa. Antes de regresaren al hotel, volvieron a la playa, querían mirar el atardecer.
Se sentaron en las arenas de la playa, Andrea tenía la espalda apoyada en el pecho de Samuel, mientras él la abrazaba posando sus manos en el vientre de su mujer, acariciándola suavemente, mientras le daba uno que otro beso en la mejilla. Permanecieron así, en silencio, disfrutando del calor de su compañía, de sus caricias... Y así, abrazados, contemplaron el hermoso atardecer.
Andrea: A esta hora mañana estaremos en Paris. – Dijo, mientras acariciaba los brazos de Samuel, con las yemas de sus dedos.
Samuel: Sí... En la ciudad del amor, mirando la Torre Eiffel del balcón de nuestra habitación, después de habernos hecho el amor. – Dijo susurrando a su oído.
Andrea: Mugrosito... Hasta parece que eres tú, el que tiene las hormonas fuera de control... Cuando la verdad soy yo, la que sufre con estas hormonas descontroladas. – Dijo divertida.
