Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Semanas después...
Las cosas iban muy bien en el rancho Del Junco, Cayetana y Néstor ya tenían la fecha para su boda, los novios deseaban una boda sencilla, algo solo para la familia y los amigos más preciados. Su boda civil, iba a ser en tres meses.
Arturo estaba muy atento a todos los pasos de Matías, pero el vaquero era muy cuidadoso con sus cosas, y no dejaba rastros de su coneccion con Patricia. En ese tiempo, el rancho no volvió a sufrir ningún otro atentado. Ahora, toda la familia estaba involucrada en organizar el cumpleaños de Arturito, ya casi todo estaba listo para la gran celebración del soldadito Gallardo Del Junco.
En tres semanas, los bebés de Andrea y Samuel vendrían al mundo. La brujita sentía los efectos del embarazo, andaba quejándose por los dolores y por sus cambios de humor. Samuel siempre se mostraba muy paciente con su mujer, intentando animarla y dejarla bien. Aunque en realidad, tenía mucho miedo por lo que podría pasar en el cumpleaños de su sobrino. Patricia era capaz de cualquier cosa, con la finalidad de dañar su felicidad, pero él iba a proteger su familia.
Patricia estaba muy aburrida, no veía la hora de conseguir su venganza, Matías ya estaba empezando a cansarla con sus quejas, aunque sus momentos de pasión eran muy agradables, las últimas semanas, con lo que estaba pasando con su familia, Matías se veía muy distante.
En la cabaña,
Patricia: Puedes prestar atención, te estoy hablando. – Dijo enfadada.
Matías: Perdón, Paty. Es que, tengo muchas cosas en la cabeza! – Dijo.
Patricia: Lo veo, ahora te la pasas así todo el tiempo! – Dijo, saliendo de la cama.
Matías: Ya te dije, mi familia... - Ella lo interrumpió.
Patricia: Sí, ya lo sé... Pero estoy harta de tus lamentaciones. – Dijo, poniendo los ojos en blanco.
Matías: Estoy a punto de perder a mi padre... ¿Quieres que no sienta nada? – Preguntó enojado. – No puedo creer que seas este tempano de hielo! Estoy hablado de la persona más importante de mi vida! – Dijo mirándola indignado.
Patricia: ¿Quieres que finja que me importa? Bueno, si así te sientes mejor... Pues, entonces voy a fingir algo que no siento. – Dijo.
Matías: ¿Sabes, qué? No sé lo que hago aquí... Puse mi vida en tus manos, y me la pagas así? Creo que ahora quedó claro que soy un imbécil, verdad? No sabes valorar todo lo que hice por ti. - Dijo poniendo su camisa.
Patricia: Ay Matías, por favor! No te hagas el ofendido... Me gustas, y tú lo sabes! Eres un hombre apuesto, nunca voy olvidar lo que hiciste por mí, pero también no voy a cambiar quien soy, ni por ti ni por nadie! Lo siento cariño, pero así soy yo! – Dijo.
