Capítulo 101

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Días después

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Días después...

En el Rancho Del Junco,

Sofía y Cayetana cuidan de los últimos detalles de la fiesta de Arturito, mientras Arturo, Fernández y José Antonio están hablando con los agentes disfrazados. Matías todavia no había llegado al rancho.

Mientras caminaba por el campo, cerca del rancho Del Junco Matías pensaba en la última conversación que tuvo con su papá, le habló por teléfono hace un par de días, su padre le pidió que volviera a su país para cuidar a su madre y a sus hermanos menores. Dijo que tenía orgullo de su hijo, por su carácter y honradez, porque estaba seguro que él iba a hacer lo correcto en sus escojas de vida, que era un chico bueno e iba a ser muy feliz, pues era fiel a sus principios. Matías se sentía mal, por no estar junto a su padre y por decepcionarlo, sus actos desde que empezó esa enfermiza relación con Patricia solo demostraban lo equivocado que estaba. Había sido capaz de hacer cosas terribles en nombre de un amor bandido que nunca fue correspondido. Patricia lo utilizó, lo manipuló a su antojo, y lo que pretendía hacer con Andrea era algo monstruoso. Tenía que hacer algo... Miró a su reloj y se puso tenso, seguro Patricia ya estaba poniendo su plan en marcha.

Samuel y Andrea estaban hablando con Don Felipe y Cayetana. La fiesta había empezado, había música, globos de aire coloridos, niños jugando, sonrisas y mucha diversión. Todo estaba impecable, la decoración, la comida... Pero Andrea se sentía muy cansada y inquieta, pero intentaba disfrazar la tensión sobre todo cuando estaba con Arturito, los padrinos se tomaron muchas fotos con el pequeño cumpleañero.

Patricia llevaba puesto su disfraz, en su bolso tenía la pistola que iba utilizar en el secuestro de Andrea, estaba lista para lo que había planeado, munición no iba a faltar. Hoy, esta historia iba a tener su verdadero final. Ella había llegado al rancho por una entrada secreta que Ulises conocia. Al fin, la amistad que tuvo con Leonardo sirvió para algo. La entrada quedaba en la antigua oficina de Leonardo, que ahora era utilizada para el trato de los caballos.

 La entrada quedaba en la antigua oficina de Leonardo, que ahora era utilizada para el trato de los caballos

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Patricia: ¡Ay no, que asco! Estoy apestando a caballo. - Decía, mientras salía de la oficina. - ¡Estoy con tu olor, maldita! - Gritó histérica. – Pero ahora estoy más cerca de ti. – Dijo, mientras escuchaba la música que venía de la fiesta.

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