Samuel y Andrea están en el mejor momento de sus vidas, son recién casados, felices y se aman intensamente. Tienen muchos planes para el futuro y ya piensan en formar su propia familia, pero por ahora, están empeñados en recuperar el Rancho Del Junc...
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Como Andrea había dicho, los niños estaban tan exhaustos que se fueron a dormir luego después de la cena.
Samuel preparó la bañera para los dos y esperó por su brujita, apagó las luces del baño, dejándolo iluminado solo con unas cuantas velas, tenía puesto pétalos de rosas por el suelo y en la bañera, había preparado el ambiente para compartir un momento romántico con su mujer. Cuando la vio venir hacia él, vestida solo con una bata corta la miró con una sonrisa pícara en sus labios. Cuando Andrea miró alrededor y notó todo lo que le había preparado Samuel, ella sonrió tiernamente.
Andrea: ¿Pero cuándo lo hiciste todo eso, mi amor? - Preguntó divertida.
Samuel: Bueno, yo no soy un brujito, tampoco tengo magia... Pero yo tengo mis trucos para mantenerte enamorada de mí. - Dijo divertido.
Andrea: ¡Ay, bobito! Pero tú no necesitas de ninguno truco, porque más enamorada de ti no puedo estar. - Dijo, divertida.
Samuel: Me encanta cuando me dices cosas bonitas. - Dijo mirándola a los ojos. -¿Te gustó? - Preguntó mirando a su alrededor.
Andrea: Por supuesto que sí, siempre sabes lo que me gusta... en todos los sentidos. - Dijo, mirándolo intensamente a los ojos. - Me encanta todos tus detalles, mi amor. Eres tan romántico y dulce conmigo, me tratas como una Reina. Eres un hombre increíble, Samuel Gallardo. - Dijo mirándolo tiernamente.
Samuel: Es porque lo eres... ¡Eres mi Reina! Y puedes acostumbrarte, mi amor, porque te voy a consentir toda la vida. - Dijo mirándola a los ojos. - ¿No quieres juntarse a mí? - Preguntó, dándole su mano derecha.
Andrea: Acepto la invitación. - Dijo con un tono de voz sensual, mientras se deshacía del nudo de su bata dejándola caer por sus hombros, revelando su cuerpo desnudo, mientras Samuel la observaba con intensidad, mordiendo su labio inferior. Él la miró de pies a cabeza, hasta que sus miradas si encontraron. Samuel la ayudó a entrar en la bañera y Andrea se acomodó en medio de las piernas de su marido, ella tenía la espalda apoyada en su pecho, mientras sintía los brazos de Samuel alrededor de su cuerpo. Andrea tenía los ojos cerrados, cuando sintió los labios de su marido besando su cuello, mientras disfrutaba de la agradable sensación del agua caliente bañando su cuerpo. Se bañaron entre besos y caricias. Samuel besaba la mejilla de Andrea cuando ella habló. - Qué día tan hermoso lo pasamos hoy, mi amor. - Dijo sonriendo con los ojos cerrados.
Samuel: Es verdad, pero nuestra noche va a ser mucho mejor, brujita. - Susurró, mientras besaba el cuello de su mujer.
Andrea: Yo creo que ya la empezamos muy bien, ¿No te parece? - Preguntó, con una sonrisa traviesa en sus labios, mientras se volteaba para mirarlo a los ojos.
Samuel: Sí... - Dijo, encortando la distancia, él la besó despacio en los labios, mientras sus manos acariciaban su espalda. - Que rico es besarte así, mi amor. - Dijo entre besos. - Pero ya me urge amarte, mi brujita. Te deseo tanto. - Susurró, mientras besaba el cuello de ella.
