Capítulo 86

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El sueño que tuvo fue tan hermoso, fue la primera vez que había soñado con sus mellizos, podía ver sus rostros, sus sonrisas

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El sueño que tuvo fue tan hermoso, fue la primera vez que había soñado con sus mellizos, podía ver sus rostros, sus sonrisas. Eran tan bellos... Andrea se sentía feliz, en paz, y con el corazón lleno de amor. Ella había dormido casi todo el viaje.

Samuel: Es hora de despertar, bella durmiente. – Dijo, besando su mejilla.

Andrea: Mi amor... - Dijo sonriendo, antes de abrir sus ojos. – ¿Hemos llegado ya? – Preguntó.

Samuel: Casi... Mira por la ventana. – Dijo. Andrea miró por la ventana.

Andrea: Wow... Es hermosa! – Dijo impactada con la belleza de la isla.

Samuel: No más que tú. – Dijo con una sonrisa. – Ahora a ponerle el cinturón de seguridad. – Dijo, mientras le ponía el cinturón de seguridad a su brujita para después ponerse lo suyo. Andrea lo miró divertida, es que él nunca iba a cambiar y eso le encantaba.

El aeropuerto quedaba cerca de la casa que Samuel había alquilado.

Unos cuantos minutos después... Ya habían llegado a la casa.

Andrea: Una casita, dijiste. - Dijo mirando la casa que Samuel había alquilado. – Samuel, eso es una mansión! – Dijo, mirándolo incrédula.

Samuel: Te lo mereces todo, mi brujita. – Dijo mirándola con una sonrisa.

Andrea: Bueno, me gusta, es muy bonita. Pero, yo pensé que sería algo más pequeño y íntimo. – Dijo.

Samuel: Oh, pero vamos a tener toda la privacidad. Estaremos solitos, mi amor. Te lo aseguro! – Dijo divertido.

Andrea: ¿Y los guardaespaldas? – Preguntó haciendo una mueca.

Samuel: Pues, aún no los contraté. – Dijo.

Andrea: ¿Ah, sí? – Preguntó sonriendo.

Samuel: Estamos muy lejos de Houston, no creo que sea necesario tener guardaespaldas por acá. – Dijo.

Andrea: Pues, yo pienso lo mismo. – Dijo con una sonrisa.

Samuel: Además, yo creo que puedo defenderte muy bien solo. – Dijo.

Andrea: Claro que sí... Tú puedes todo, mi amor. – Dijo mirándolo.

Samuel: Con la casa no te preocupes, puedo ocuparme de las tareas y de la cocina. – Dijo.

Andrea: Te puedo ayudar... – Dijo.

Samuel: No quiero que hagas esfuerzos, estás embarazada. – Dijo.

Andrea: No vamos a empezar de nuevo... No estoy enferma, estoy embarazada. Puedo seguir haciendo todo lo que hacía antes. – Dijo.

Samuel: Lo sé... Pero... – Dijo, pero Andrea lo calló con un beso.

Andrea: Después hablamos de eso, ok?– Dijo besándolo nuevamente. – Ahora quiero conocer a la casa. – Dijo.

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