Sweet Candy © |njh|

Capítulo 1

Niall POV

— ¿Qué haces con tu vida hermano? —Sander se acercó mirándome intrigado mientras se sentaba a mi lado. Yo lo observé con cara de pocos amigos, él podía ver claramente lo que estaba haciendo, era muy obvio que sabía la respuesta.

—Nada idiota, fabrico una máquina del tiempo mientras hago volar gente con mi rayo mental. — tragué el trozo de pizza y él me quitó él celular de la mano.

—Tienes puros culos y tetas aquí — comentó mientras revisaba mi Instagram. Tomé un trago de cerveza y miré el celular. — ¿Sigues a Sweet Candy?

— ¿Y esa quién es? — él tecleó la palabra en él buscador y abrió la primera página.

—La diosa Candy. — me dio él celular y comencé a ver las fotos.

—Joder... No puedes mostrarme esto ahora idiota. — Seguí viendo las fotos con interés — ¿Jamás muestra su cara?

—No, lo único que hace es provocar con esa ropa y vaya que lo logra. — tomé un trago de cerveza y él se recostó contra él respaldo del sillón. —Dice que busca a su "Daddy".

—Me encantaría ser su Daddy y no sabes cuánto. — lo imite y no quite mi vista de sus fotos. —ya tengo algo nuevo para esta noche.

— ¿Y qué paso con tu vecina?

— ¿Stephanie? Se mudó. Se enamoró y sabes que eso no me va.

—Ya deberías sentar cabeza, tienes 25 años hermano.

—Soy joven, disfruto mi vida de soltero, me gusta follar con extrañas y nada más. Estar atado no es mi estilo.

—Se nota. — Se levantó del sofá y tomó sus llaves —me voy, tengo cosas importantes que hacer y tú también.

—Vaya que sí, adiós Sander — mordí mi labio sin despegar mí vista de la pantalla y me percate que él ya no estaba, ya que él sonido de la puerta resonó en toda la casa.

Me quedé viendo aquellas fotos por un rato largo, era tan inocente y tancaliente a la vez. Comencé a seguirla y al segundo recibí la notificación deque había subido una nueva foto. Abrí la notificación y mordí mi labio.    

Mordí mi labio y le di like, dejé el celular a un lado y me recosté en el sillón. Noche tranquila y aburrida, solo yo y mi mano sagrada, mi fiel amiga.

(...)

No me desperté por los rayos del sol, ni por el ruido de las aves cantando, me desperté gracias al escándalo que había fuera de mi departamento, al parecer los nuevos vecinos ya estaban mudándose.

Con cara de perro abrí la puerta y vi varias cajas en la puerta donde antes vivía Stephanie, me asomé a ver si había alguien cuando oí un grito detrás de mí.

— ¡CUIDADO! — me di vuelta y terminé en el suelo lleno de crema con una niña encima. — ¡LO SIENTO! — se levantó aguantando la risa.

—JODER ¡IDIOTA! ¿QUÉ NO ME VISTE? —grité exaltado, me levanté y la miré mal. Tenía toda mi camisa cubierta de crema.

— ¡Lo siento, dije cuidado! — se quejó en un intento de defenderse.

—Jade... Oh, no, ¡JADE! —una mujer se acercó con cara de perro y miró mal a la niña —de verdad lo lamento, déjeme pagarle la tintorería. —Yo asentí en un suspiro y ella volvió su vista a la niña en forma de regaño —Jade, discúlpate.

—Lo siento — bufó mirándome mal.

—De verdad, ¿Puedes pasar en una hora a dejar tu ropa? Lamento esto —Asentí y suspiré, me acerqué a mi puerta cuando noté la mirada de la mocosa.

— ¿Qué? — la miré y ella rio.

—No dije nada. —sonrió pícaramente.

—Deja de mirarme así niña, no te hagas la ilusión, soy atractivo, pero esto no es una estúpida historia para niñas. — ella rio y negó con la cabeza.

—Como digas —entró a su casa entre risas y solo la ignoré, niña tonta.

Entre a mi casa y atendí el celular el cual no dejaba de sonar, era Sander.

—Habla idiota.

—Noche de Fiesta, ¿te va?

—Sí, necesito una puta, no voy a vivir a base de pajas.

— ¿Acaso no haces eso ya? — gruñí y el río del otro lado de la línea. —Está bien, te veo a las 8:00 pm en mi casa.

—Ok, adiós. — corté la llamada y suspiré, noche de diversión. Me cambié la ropa y salí a dársela a la vecina, toqué la puerta y la niña me abrió. —Toma mocosa, mi ropa. — ella la tomó y la tiro al suelo como si no valiese más que su casa, me miro aún con una sonrisa. — ¿De qué te ríes? más vale este limpia para mañana.

—Como digas. — Rio y solo rodé los ojos, me di vuelta y la oí decir algo.

— ¿Jade, ¿quién es? —Esa voz era más suave, distinta a la de la mocosa, pero tampoco era la voz de la madre.

—No me creerás... — cerró la puerta y yo simplemente seguí mi camino.