«106»

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Candy POV

Estábamos en el aeropuerto, la gente iba y venía constantemente, sabía dónde debía ir, sabía lo que debía hacer, sabía todo lo que tendría que suceder. Incluso lo que tenía pensado hacer....

Caminamos hasta los asientos a esperar que nuestro vuelo sea anunciado, aquel vuelo del cual yo no formaría parte.

Mire a la cafetería y lo vi, chaleco negro, jeans azules, lentes y un gorrito de lana gris. Miro hacia mí y comenzó a "leer" una revista sobre la decoración del hogar.

Mire a Niall y el me miro con una sonrisa, me acerque a su cuello y aspire su aroma, al menos quería sentir su perfume una última vez.

— ¿Estas cansada? —asentí levemente y el me abrazo por la cintura aferrándome más. — en el avión podremos descansar. —beso mi frente. — te haré esas caricias en el cabello que tanto te gustan para dormir.

—Mmm... Suena increíble. —Le di un pequeño beso en la mejilla y luego busqué sus labios. Quería disfrutar de aquella obra de arte al menos una vez más.

Le di un beso lento y largo, saboree sus labios lo mejor posible, no quería quedarme con la culpa de haber podido sentir sus labios antes de partir.

No pensaba quedarme mucho tiempo con Malcom, sabía que no tendría otra salida y que la única que tendría sería la muerte. Una parte de mí tenía miedo, pero otra simplemente me recordaba todo el dolor que sufrí desde que mi padre decidió arruinarme la vida. Esa noche, esa simple noche, fue la marca de mi destino.

No era una persona, no podía ser feliz por mucho tiempo, de alguna manera debía sentir dolor. Era un objeto, no tenía libertad, era demasiado cobarde para cargar con la muerte de alguien, no podía matar a Malcom por más que lo deseara con todo mí ser, y lo único que podía hacer era morir. Si yo no existía él no tenía motivos para seguir tras mi familia y yo no tendría que sufrir nunca más.

Me separe del beso con Niall y lo mire a los ojos, esos hermosos ojos azules, no existían palabras que cubrirán todo lo que él causaba en mí. Ni repetir toda mi vida "te amo" abarcaría todo lo que le causaba en mí.

—Te amo. Nunca lo olvides—él sonrió y roso nuestras narices con ternura.

—Te amo mucho más Candy. —beso mi nariz y reí ¿Cómo podía ser real alguien tan hermoso como él?

El parlante anunció nuestro bajé y supe que la hora había llegado.

—Vamos. —tomó mi mano y la entrelazo, todos comenzamos a caminar hasta el avión, Malcom no sacaba su mirada de mí.

Luego de entrar al avión nos acomodamos en los asientos, Niall acaricio mi mano y sonreí.

—Tengo que ir al baño. —el me miro y asintió. —Ya regreso —le robe un último beso antes de partir.

Fui directo a la puerta y pude divisar una luz roja en una bolsa. Estire mi mano y tome esa bolsa, salí del avión sin que me pudieran ver y caminé aguantando mis lágrimas, agradecía que nuestros asientos no eran cerca de las ventanas.

Llegue al lugar abrazada a la bolsa y vi a Malcom con una sonrisa, me acerque y le di la bolsa.

—Aquí me tienes, no era necesario la maldita bomba. —lo miré con odio, no pude evitar soltar varias lágrimas.

—No me arriesgaría. —me tomo de la cintura y sentí asco.— hiciste lo correcto Candy. Vamos a donde perteneces. —me apretó con fuerza y comenzamos a caminar, mire por el ventanal y vi como el avión despegaba.

Mi corazón se iba en ese avión, mis hijos, mis sobrinos, mi prima y lo más importante, el amor de mi vida.

Entramos al auto y comenzó a conducir, miraba por la ventana el paisaje sin poder detener mis lágrimas.

—No tendré a tu hija pero al menos te tengo a ti. —Habló con el cigarro en sus labios.

No conteste pero mi interior solo repetía "No por mucho"

Llegamos a la maldita casa y me arrastro con fuerza para entrar. La puerta se cerró al igual que un martillo al sentenciar a alguien en un juicio, mi sentencia había comenzado.

—Tendré que enseñarte lo que es respetarme. —me tomo del cabello con fuerza y me obligo a recostarme en su hombro. Sus manos comenzaron a indagar en mi pantalón, no podía hacer más que llorar en silencio. —Desde el día que te vi en esas malditas fotos supe que serias mía, tal vez no lo hayas entendido pero tu Candy, tú me perteneces.

— ¿Y tú sabes dónde perteneces?—abrí mis ojos asustada al oír esa voz. Lentamente nos dimos vuelta y lo pudever, frente a nosotros apuntándolo. —A un ataúd.











Sweet Candy © |njh|Where stories live. Discover now