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Candy POV

— ¡HEY! ¡¿QUÉ SUCEDE ALLÍ?!

Miré asustada a Niall, el agua seguía cayendo sobre nosotros y los pasos se oían cada vez más cerca.

— ¡Mierda!—susurró por lo bajo.

— ¿QUIÉN ESTA ALLÍ? —sus pasos se oían cada vez más cerca.

—¡¡ENTRENADOR!! ¡¡VENGA RÁPIDO!! —Se oyó otra voz —¡¡TOMLINSON Y MALIK ESTÁN PELEANDO!!

— ¡JODER, NO PUEDE SER! —ambos se fueron y con Niall suspiramos aliviados.

—Eso estuvo cerca. —el salió de mí y corrió hacia la puerta la cual cerró y trabó con una escoba.

—No nos iremos hasta acabar hermosa. —mordí mi labio y se me acercó atrapándome nuevamente.

—Daddy... —gemí al sentir su aliento caliente.

—Es hora de un baño bebe. —me sacó mi top dejando mis pechos al aire y luego mi minúscula tanga.

Se sacó su pantalón y bóxer quedando completamente desnudo. Mordí mi labio y abracé su cuello, él me tomó del trasero y me alzó nuevamente pegándome contra la pared debajo del agua.

Se acomodó en mi entrada mientras besaba mi cuello con fuerza, la excitación ya había regresado.

Me embistió con fuerza y apreté mis piernas con fuerza alrededor de su cadera.

—Daddy... —gemí al sentir como bombeaba con fuerza— ¡DIOS! ¡DADDY! —clavé mis uñas en su espalda y comencé a arañarlo con cada embestida.

—ASÍ NENA... ¡DILE A DADDY LO QUE QUIERES BEBE!

—DIOS... ¡MÁS! ¡¡DAME MÁS!! —gemía sin control, el mordía mi cuello con fuerza con cada embestida.

El dolor se había esfumado y era puro placer. Sentía como mi cuerpo se tensaba cada vez más, estaba por llegar.

—Da... Daddy.... Voy... Voy a llegar... —gemí en su oído advirtiéndole de mi orgasmo.

—Vamos nena... Córrete para Daddy... —su voz ronca era demasiado existente, unas cuantas embestidas más y mi cuerpo se tensó por completo. Había llegado. —JODER CANDY!! —gritó y comenzó a correrse dentro de mí ya que sentía su semen caliente invadiendo mi cuerpo.

—Oh dios... —mordí mi labio y me desplomé en su hombro, estaba agitada y mojada por el agua de la ducha.

—Eso fue increíble. —buscó mis labios y me dio un pequeño beso. — eres increíble mi pequeña.

—Tu eres increíble Daddy... —sonrió y dejó pequeños besos en mi cuello. Salió de mí y me dejó en el suelo, mis piernas temblaban y mi trasero ardía.

—Debemos vestirnos, aunque nuestra ropa está completamente empapada. —tomamos nuestras prendas y caminamos al vestuario donde por suerte no había nadie.

—Dios, que le diré a mi madre cuando me vea así. —me puse mi tanga y el rió.

—Espera, creo que tengo algo que puedes usar. —él fue a un casillero y sacó unas prendas, una remera de básquet roja y blanca que era muy grande. — a ti te quedará como un vestido. —me la dio y sonreí.

Me puse su remera y claramente tenía razón, parecía un vestido.

—Me gusta —sonreí — tiene tu perfume. —él sonrió y me tomo de la cintura, se había puesto la ropa de repuesto que tenía exceptuando por la remera que robó de otro casillero.

—Te queda tan bien. —mordió su labio. — a la noche iré a buscarte, quiero que te pongas algo lindo. Iras a cenar con Daddy.

— ¿En serio? —el asintió — ¡genial! —mordí mi labio y lo besé. — te esperare. —le guiñé el ojo y el rió.

— ¿Horan? —nos separamos y vimos a un hombre serio, el entrenador.

—Disculpe señor, ella es mí... Novia. Candy. Vino a comentarme sobre un tema personal.

—El descanso terminó ¿seguirás el entrenamiento?

—Lo siento señor, pero mi madre está muy enferma y debo ir a mi casa. —él nos miró serios y asintió.

—De acuerdo, para la próxima te quedaras una hora más. El partido está muy cerca. —Niall asintió y el hombre se retiró.

—Ven —me tomó de la mano —te invito una malteada camino a casa. —sonreí y asentí.

Nos fuimos del club caminando hasta la cafetería donde trabajaba. Estaba Jade cubriéndome.

—Hola que les... Hola traviesos. —ambos reímos — Mmm ¿Qué estuvieron haciendo en la ducha? —rió.

—Hola Jade, no sabía que trabajabas aquí. —Habló Niall.

—solo estoy cubriendo a tu niña, ella es la que tendría que estar aquí pero quería verte y decidí cubrirla mientras ella follaba contigo.

El me miró con una sonrisa y yo solo agaché la mirada avergonzada.

— ¿Eso es cierto nena? —asentí tímida. — no debes dejar tus responsabilidades bebe, tal vez deba castigarte por ello. —me guiñó el ojo y reí.

—Bueno sexópatas ¿Qué les doy?

—Dos milkshakes. Uno de chocolate y...

—Uno de fresa, a tu niña le encanta el milkshake de fresa. —le guiñó el ojo y el rió. — ya les traigo. —ambos nos miramos y sonreímos.

—Es increíble cómo te conoce.

—Es mi prima, vive conmigo. Sabe lo que me gusta y lo que no, es como una hermana.

—Si es tu prima ¿Por qué vive contigo?

—Es una historia larga —Suspiré.

—Soy todo oídos.

—De acuerdo, en resumen mi tía Marcy es viuda y trabaja como empresaria. Hace muchos viajes y por eso Jade vive conmigo. Ella no quería mudarse y mi madre tiene su custodia.

—Interesante. Tengo muchas dudas respecto a ustedes.

—déjame adivinar ¿Quieres saber por qué empezamos con Sweet Candy? —el asintió. Jade apareció con nuestras malteadas y las dejó.

—Es una larga historia rubia —Habló Jade — y no creo que tu pequeño cerebro sea capaz de entenderla. Por tu bien te recomiendo no indagar en el pasado. —dicho esto se retiró dejándonos solos nuevamente.

—De acuerdo, no te forzare a decirme.

—Gracias por entender.

—Igual, quiero conocerte más, siento que tú y yo tenemos mucho en común. —me guiñó el ojo y sonrió coqueto.

—Tal vez tengamos demasiado en común. —sonreí y di un sorbo a mi batido.

Sweet Candy © |njh|Where stories live. Discover now