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Candy POV

Lo mire confundida, no entendía que hacía allí, no sabía dónde estaba.

—Buenos días princesa. —mordió su labio y me apretó contra su cuerpo.

—Malcom... —comencé a temblar del miedo. — ¿Qué demonios haces aquí? Tú deberías...

— ¿Estar en la cárcel? Tal vez, pero extrañe tanto a mi niña que decidí huir y estar con ella. ¿No te encanta Candy? —apretó mi cintura y un quejido de dolor salió de mis labios.

Estaba aterrada, ese hombre estaba completamente loco, era violento y era capaz de hacer todo con tal de tenerme encadenada a su maldita cama.

—Déjame ir... Por favor.... —Temblé bajo su tacto, el río negando. Estaba aterrada.

—Oh no hermosa, Daddy te extraño mucho —me apretó a su cuerpo aún más — y voy a hacer que disfrutes como mereces cielo.

—No... Por favor... —mis ojos se llenaron de lágrimas, no quería que me tocara y mucho menos terminar de aquella manera. El me recostó con fuerza y se subió sobre mí, comenzando a atacar mi cuello. — ¡DÉJAME! —Atrapó mis manos con fuerza sobre mi cabeza y siguió haciendo caso omiso a mis súplicas. — ¡POR FAVOR! ¡DÉJAME! —Su mano impacto contra mi mejilla. Estalle en llanto ante aquello, era mi fin, nada lo detendría.

—Haz todo lo que te ordene o tendré que castigarte aún peor babygirl.

Me tenía sujeta de las mejillas con fuerza, el miedo controlaba mi cuerpo, no podía arriesgarme a nada. El tipo era un loco, podía hacerme cualquier cosa, incluso era capaz de matarme y usar mi cadáver para sus malditas necesidades, no tenía escapatoria.

—Ahora serás una niña buena y dejaras que Daddy te folle como nunca. —comenzó a arrancar la ropa de mi cuerpo y mi asco aumentaba.

Me hizo sentir sucia, jamás creí que podía llegar a estar en aquel lugar contra mi voluntad.

Aunque mi subconsciente me pedía a gritos que parara de hacer escándalo yo seguí suplicando que se detenga aunque era en vano.

—Basta... ¡Por favor! —Pedí que se detuviera al sentir sus asquerosas manos tocar cada parte de mí ser.

—Oh hermosa, apenas hemos comenzado. —me miro con su maldita y asquerosa sonrisa. — es hora de que te enseñe a ser una niña buena. —arranco mi ropa interior y comenzó a sacar su pantalón junto sus boxers.

—No... NO, NO, ¡NO! —Gritaba pataleando por que se aleje de mí.

Tomo mis piernas con fuerza y se colocó sobre mi sosteniéndome para que quedara inmóvil. Mis manos estaban atadas a la cabecera de la cama y mis piernas estaban bajo su control, era imposible resistirme. Nada lo detendría.

—Ahora veras.

— ¡N...! ¡AHHHHHHHHHHHHH!—grite de manera desgarradora al sentir como me invadía con brutalidad.

No era placer, era dolor, era el sentimiento de suciedad más grande que había sentido en mi vida. Era el odio que tenía, era el miedo que me invadía.

Sus movimientos eran mi tortura, sus gritos retumbaban en mi mente, ya no me encontraba en aquella habitación, me encontraba sumergida en un mundo oscuro.

Mi mente viajo a otro mundo, no quería seguir presente en la maldita realidad. Era horrible, lo único que podía pensar era en el dolor, tanto emocional como físico.

Cuando volví a la realidad mi cara estaba empapada en llanto, mi cuerpo dolía como si un tractor me hubiese pasado por encima. Él estaba a mi lado sonriendo victorioso de lo que había hecho.

No podía moverme, aún seguía atada, no podía pensar, estaba hundida en el dolor y lo único que sentía de la realidad era la suciedad que me invadía internamente.

Mis ojos comenzaron a cerrarse y en la oscuridad lo único que pude ver fue el rostro de Niall, mirándome fijamente...

Sweet Candy © |njh|Where stories live. Discover now