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Bramdon asiente, sus cabellos danzan con él, realmente su cabello lucía tan sano y brillante. Pero José observa algo más en él, una prenda, específicamente un collar de varios que tenía colgados, era una cruz cristiana.

-¿Crees en Dios?- José se detiene, estaban frente a su casa, más bien la de su tía.

Esta vez Bramdon está algo vacilante, mira al cielo y hace una mueca extraña.

-Mmm digamos que él y yo no tenemos una muy buena relación ¿tú?

José observa el cielo, siempre había tenido principios cristianos, era como un mantra para él, el cielo azul era un paisaje abismal para él, más la ráfaga de pájaros que sobrevolaba.

-Mmm digamos- imita a Brandom- que siempre eh tenido la necesidad de tenerlo presente aunque ignore completamente alguna de sus reglas.

Los dos de pronto combinan sus miradas, fue un clic, los dos se tenían los ojos puestos en el otro. Esta vez José sintió tanta confianza, que le fue insoportable la idea de irse, se quedó allí esperando algo, no sabía que... Brandom abre sus labios apenas un poco, como su fuese a tomar el sorbo de algo, José le imita.

El chico de estatura más alta se atreve en un movimiento ilícito con la punta de sus largos dedos va escalando por el cuello de José, quién instintivamente cierra los ojos, el jovencito siente como el dedo pulgar de su compañero acaricia suavemente el labio inferior, paseándose, jugueteando de un lado a otro, como niño danzando en un parque.

José suspira en cuanto siente en su nariz el aliento de Brandom, estaban tan cerca, tan juntos, que el clima era espeso, el tiempo era solo una fina línea que pasaba en un momento eternamente efímero.

Un auto se escuchó tras José, y Brandom en un movimiento súbito beso la frente de este, José sintió sus saben labios entre la frente y sus cabellos.

-Adiós, nos vemos mañana- susurra el peli rosa.

José asiente aún encismado, y confuso ¿acaso no iba a besarle en la boca? En cuenta abre los ojos parpadea fuertemente, Brandom se pierde de su vista, José voltea y observa. Era su tía, que con cara de pocos amigos observaba desde el otro lado de la calle, justo frente a la puerta de la casa. José palidece, como si eso fuese posible.

¡Fuck no puede ser!

I want sex/ Quiero sexo.Where stories live. Discover now