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José suspiro por bajo, y volvió a volcarse en la incomodidad, allí estaba en su propia sala aquel chico de largas extremidades, con la cara limpia y la sonrisa tan pintada en el rostro que a José le desconcertó ¿Vendría a hacer las pases? Justo ahora José no tenía energías, pero allí estaba su huracán desbordándose, como si los rayos chocarán contra los tejados. Si, eran punzadas rápidas, eran nervios.

-Tu tía ha salido un momento, iba a esperarte afuera pero me dejo que te esperarte aquí- se encogió de hombros.

  Tenía una sudadera y unos jeans ajustados y cortos, le desnudaban los tobillos.

- Te sienta lindo esto- objeta Brandom.

José tenía un chaleco de gabardina clásico, unos jeans oscuros a la cintura, y una camisa de algodón blanca.

- Son mis tenis- dice de pronto, se aleja de Brandom, y se rompe la energía que comenzaba a emanar en ambos.

  Juguetea con los tenis, coloca las llaves en una mesita de madera que tenía al alcance y finge estar tranquilo, necesitaba eso, un poco de paz. Pero Brandom no le iba a proporcionar eso ahora, estaba enojado con él.

-Creo que la sesión de sexo no si no hasta mañana ¿Que haces aquí?-

José se refería a la sesión por webcam que habían pautado esa mañana, decidieron dejar un día intermedio para descansar, no podían tener sexo todo el tiempo, los perjudicaría...

- Si, lo sé, solo vine a visitarte- Brandom saca algo del bolsillo, era una linda cadena con un dije brillante- la mitad de mi corazón- dice Brandom por bajo.

-¿Supones tu regalarme eso?

- Supones bien- dice y sonríe.

José casi sintió como le robaban a él la sonrisa de los labios, era inevitable pelear con Brandom Lozano e ir en contra de su sonrisa radiante. José se muerde los labios para evitar seguir riendo, niega con la cabeza.

-¿Qué voy hacer contigo?- pregunta.

- Pues empieza por aceptar colocarte esto-

Brandom se desplaza con destreza, y va hacia José, se deposita frente a el y le coloca delicadamente las prenda.

- Perfecto- dice Brandom.

José palpa el objeto y sonríe, la mitad de un corazón pequeño. Un símbolo.

-¿Haz dicho que es la mitad de tu corazón?-

Brandon sonríe y asiente.

- No se me da muy bien ser romántico, pero siento que ya estoy siendo más tuyo que mío. No soporto tenerte lejos- Brandom se hacerca a José.

José no se contiene y le planta un beso casto en los labios, y fue como si se saciara de una corriente eléctrica descomunal, un impulso frenético por oler su piel, captar su calor, estar cerca de él. Brandom le tomó por el cuello y lo llevo al mueble. Le quitó la chaqueta y desnudo su abdomen, blanco, dispuesto, y le besó allí.

Saboreo cada palmo de piel, y José se erizó al instante, gimió y apretó los labios para reprimir el placer.

Brandom tu también tienes la mitad de mi corazón...

I want sex/ Quiero sexo.Where stories live. Discover now