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El espejo le pareció demasiado grande, y estaba realmente mareado, la fiesta realmente era una montaña rusa a pique, la paso bien por un momento, realmente había olvidado todo lo referente Brandom, Daniel, kevin, Madison, eran un team estupendo. Bebieron, bailaron demasiado como para ser permitido, José tenía los pies a punto de explotarles, y el cuerpo. La pista de bailes daba vueltas a su alrededor, como una bola de cristal de muchos colores, tenía la adrenalina en las venas, como si le vertieran colores y purpurina en la piel, como si las luces le lamieran el rostro y este era todo colores y destellos limpios brillantes. Se tomó muchas fotos, he hizo muchas historias en su instagram, jugo a los shots, verdaderamente se había pasado de la ralla con ese juego pero nadie le ponía freno. Sho, shot, shot... era lo que decían sus cuerpos ya afectados por la bebida al cólica que ilícitamente habían llevado al lugar. Pero a José ya los parpados le parecían pesados, y cuando nombraron a Madison ganadora junto a su pareja en el concurso de baile, al celebrar con gritos y jubilo, el suelo le pareció demasiado pulido y su suela resbaló, por suerte Daniel le acogió con los brazos y le aconsejo que parase con la bebida.

José lo hizo, fue al baño y abrió el grifo, el agua fría le callo en la piel, una y otra vez se fregó el rostro con ambas manos, y una y otra vez venía el rostro de un chico de cabello rosa a su mente, sus ojos cerrados podían verlos. José entonces casi como un escape desesperado, se quito el saco, la corbata y desabotono su camisa, tenía la garganta seca y el corazón latiendo como un semental a galope. Entonces se observó en el pedazo de cristal que tenía en frente, le pareció enorme y esa enormidad le dio miedo, las paredes parecían que se le iban a pegar a la piel. No sabía que tenía pero no era algo normal. De golpe la puerta del baño se abre y José alarmado observa la figura que entraba por entre el cristal del espejo.

-¿Disfrutando de la fiesta?- dijo el hombre.

Thomas con la sonrisa de cinismo en el rostro y una pequeña botella en la mano, parecía disoluto, con tanto control que a José le pareció diferente, de esos hombres de sacos planchados y perfectos que te leen el rostro solo con una mirada.

-¿Qué vienes hacer aquí?- expresa.

Thomas tranquilamente se lava las manos.

-Nada, solo me pregunto porque no has venido con el otro marica- expresa.

José no expresa nada en absoluto, traga grueso y de pronto viene algo a su mente:

-¿Vienes aquí a burlarte de mí?- pregunta José mientras lo ve desde el espejo.

Thomas sonríe con los labios cerrados, cierra el grifo, coge papel y se limpia el rostro delicadamente.

-Eres patético José, no debería ser una sorpresa para ti que me de gracia todo esto- dice Thomas mientras lanza una bola de papel corrugado hacia José.

José recibe el pequeño golpe del papel, pero para su orgullo, fue casi una bofetada ¿Por qué sentía que todo lo que decía aquel hombre cobraba más fuerza cada segundo que pasaba?

-Eres una mierda- José recoge sus cosas, y sale de estancia, no antes sin dejar de golpearle el hombro a Thomas a su paso.

¿Qué carajos está pasando?

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