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Estaba recostado, observando en techado de su habitación, vigas crudas de metal atravesaban las paredes que le sostenían, arribas, un techo hecho de madera. No sabía bien que hacía observando esos detalles, o si, tal vez era el hecho de que no quería pensar. Su mente era un revuelo, un revolcón de voces, de culpas, de frustraciones... Todo se me venía abajo, como si su tabla de salvación hubiese desaparecido.

Y volvían esos pensamientos, eran un mar furioso, dónde José se india cada vez más bajo una tormenta de acero, una tormenta gris, de rayo v vientos despiadados. Allí en toda esa tempestad escucho un susurrar, una pequeña alarma, un mensaje. Entonces agradeció ese instante y cogió el móvil, saliendo de su tormenta, se enfocó en la bandeja de entrada y vio el mensaje...

Brandom...

Su dedo dudó, y todo su ser latía fuertemente, y su estómago apretaba. Pero finalmente accedió, abrió el chat y para su sorpresa era una bota de voz, dió play al aparato y su voz resonó en la pequeña corneta del móvil:

Espero que estés bien, José, realmente no se que es lo que te pasa, pero ya te empiezo a conocer y se que no estás bien... Y eso no me hace sentir bien, por favor ven a mi casa está tarde, hoy en la mañana te sentí muy lejos de mi...-una pausa larga se toma, José aprieta los labios para contener las ganas de llorar- si te he fallado en algo, solo dímelo, voy enserio contigo.

Suspiró, recobró el aliento y se levantó de la cama pensativo, o más bien nervioso, ansioso, ¿Realmente enfrentaría a Brandon? Habían pasado tantas cosas que su mente estaba muy revuelta. Pero de alguna manera quería verle, lo extrañaba, necesitaba explicaciones y respuestas y con esa excusa José simplemente respondió:

Brandom, espero tu también estes bien, okay allí estaré...

I want sex/ Quiero sexo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora