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-Vamos a sentirlo cariño- dijo el de ojos negros.

Con un son único en los pies, unas caderas sueltas, y unas piernas rápidas José parecía incapaz de seguir aunque. No existe mejor remedio que este para liberar el alma. Había dicho entonces su compañero del alma, Daniel le producía una confianza tremenda, y en ese momento quien tenía las riendas de los ensayos de baile era él. El espacio de la cafetería estaba totalmente despejado, dejando un pedazo de terreno con piso liso y lustrado, justo como una pista de baile al descubierto. La tarde caía como un látigo color amarillo y entraba por entre las ventanas altas, José sentía un miedo terrible. Si. Terrible, en realidad no quería bailar, pero estaba siendo casi obligado por Mad, quién indiscretamente le había nombrado entre las parejas de Baile del concurso, todo el mundo le miro en ese momento y José se tinto de rojo, se mordió los labios y maldijo por bajo. Brandom no estaba en ese momento. No lo había visto en todo el día, y ya estaba por terminar la jornada. Las gotas de sudo de José eran una bestialidad, la franelilla de deporte estaba húmeda, y los cabellos se le pegaban a la cien como hiedras. Suspiro profundo.

Ya va a terminar lo presiento.

Decía la mente de jose una y otra vez, pero sonaba y sonaba otra y otra canción en aquel reproductor del demonio que no paraba de chillar, de retumbar las paredes, y de hacer a José pasar la vergüenza de su vida. Pero... ya estaba allí, el propósito era que institutos vecinos compartieran unos con otros con dicha actividad. Entonces fue favorecido con contar como pareja con nada más y nada menos que la salsa y merengue mismo en cuestión. Daniel era u cubano en toda expresión, su piel de canela, su acento, su capacidad de transmitir felicidad. Era algo que a José le hacía sacar una que otra sonrisa. E incluso en un instante ya nada le parecía vergonzoso, realmente nadie sabía bailar allí, todos los hacían para divertirse. Y es que esa era la cuestión y cuando José lo asimilo y escucho una cumbia que le movió cada fibra de su cuerpo, supo en ese instante que podía por ese instante permitirse ser feliz como su hermana hubiese querido. Y no pensó, solo sintió, y cuando estaban todos descansando cantó a todo pulmón acompañado de la guitarra acústica del cubano, una versión balada:

Como la flor, de tanto amor, me diste tu, se marchito, me marcho hoy yo se perder.... Pero hay, hay, hay, como me duele...

Los aplausos no se hicieron esperar, y es que José realmente era un ángel con la voz, y todo quién le escuchaba solo podía mecerse escuchándole. José sonrió algo apenado, y para sus adentros habían emociones entremezcladas. Se quitó un poco algunas lagrimas de sus ojos. Carla, se que me estás viendo donde quiera que estés... Entonces entre la multitud estaba esa pequeña sonrisa, allí al final, apoyado en uno de los muros de soporte de la estructura, con los brazos crusados y la mirada calida. Y José sintió palidecer, la mirada se fue a otro encuentro, incapaz de seguir contacto visual a Marco. Si, el estaba allí y desde ese momento noto más su presencia, José recordó esas palabras con su voz ronca y hablar lento... eres hermoso José...

José entonces corrió con los pedales que tenía, como su de una extremidad se tratase, la bicicleta iba a toda velocidad por las vías de la ciudad, los apartamentos quedaban relativamente a unas cuadras de Baxter, y luego de una sesión de baile con Daniel tan productiva, un arranque de inspiración... y la presencia de Marco. José salió casi corriendo, y más por que las nubes estaban asomándose, anunciaban una tormenta, y efectivamente fue así. Había escuchado que esos días iba a estar muy activo el tema de las tormentas tropicales, para esa zona se acostumbraba a atravesar por esas circunstancias. Eh igualmente cuando sintió la primeras gotas y el viento frio aceleró. Y pensó, pensó en todo lo referente a Brandom, el audio que cobardemente le mandó esa mañana. Todo el día no había sabido nada de él, y tenía el corazón muy triste, tanto que no sintió llorar pero lo hizo, todo realmente estaba acumulándose, y no era sano para su corazón sufrir tanto. Por Carla, por su familia, por él y por Brandom. Estaba realmente contento unos veinte minutos atrás, pero saber que el sentía que estaba fallando a su chico, aquel joven de cejas perfectas y de sentimientos hermosos. Lana del rey al reproductor le pareció pequeño comparado a su faena.

I want sex/ Quiero sexo.Where stories live. Discover now