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El roce constante de su nariz, los besos castos, las caricias a la espalda y el calor humano. Estaba en un sueño de fantasía, con la mano derecha estirada hacia afuera de la cama vio como el primer resplandor de la mañana irrumpió en la habitación, llenandola de luz, de vida. José sonrió cuando siente unos labios juguetones en su oreja, iban repartiendo besos delicados y cortitos a diestra y siniestra. José se volteó, miro aquellos ojos miel que tanto amaba observar, esas pestañas altas y rizadas, esa sonrisa y ese pequeño hueco al costado de su mejilla.

- Buenos días- hablo Brandom muy despacito y casi era un hilo de voz.

José le da un beso pequeño en los labios, no le importó no un poco la higiene bucal, en ese momento le deseaba demasiado como para tenerle asco. Era dulce, le sabía a miel, o caramelo, sus labios pulcros y suaves.

- Te quiero-

Fue lo que dijo José.

- Hoy estamos muy románticos- dice Brandom.

- Nos proponemos en complacer-

Brandom suelta una risita.

- Tus frases son de novela romántica- expresa mientras se une más a él y le da una nalgada.

José presiona su miembro ya colocado, y Brandom siente la embestida como un acto de provocación.

- Si nuestra vida fuese una novela, sería homo erótica definitivamente- fantasea José.

- Un verdadero Best Seller- bromea el chico de cabello rosa.

José juguetón le planta un beso en el pecho, era un acto de atrevimiento, de impulso, de complacer a su instinto de deseo. Siguió y Brandom no decía nada, José estaba sintiendo la respiración lenta y ordenada de Brandom, absorbiendo su exquisito olor mañanero y tanteando su piel de seda. Con la nariz da cosquillas a Bran justo en medio de su pequeña capa de cabello, allí en medio de sus pectorales. Brandom entonces le sube el rostro, le come los labios con premura, lo alza y José queda encima de él. José comienza a mover sus caderas y gime por bajo. Los dos sienten sus miembros erectos rozar. Una suerte entonces que hayan dormido completamente desnudos (una jugosa idea de Brandom)

¡Toc, toc, toc! Suena la puerta. Los dos quedan paralizados mirando a la puerta de madera blanca, nade dice nada. De nuevo la tocan y Brandom da una señal a José que no emita ningún sonido.

-¡A levantarse chavales que el desayuno ya está cocinandose!- hablo fuerte y claro una voz femenina.

Era la madre de Bran. José abrió mucho los ojos y su corazón parecía estar a galope ¡Bum, bum, bum! Parecía escuchar el sonido de sus latidos. Cuando vio que una sombra se perdió por detrás de la puerta, sintió que su alma volvía a su sitio.

-¡Bufff! Ha estado cerca- dice José por debajo.

Brandom se ríe.

- Hubieses visto tu cara- se burla con tremendas ganas, con la sonrisa pintada de rabo a rabo.

- Muy chistoso- dice José.

-Creo que nos han cortado la inspiración, joder- se lamenta Brandom luego.

- Pues si- expresa José cortante.

- Anda vamos que mamá se pone un poco loca cuando no le hacen caso- da una nalgada sorpresa a José y este da un respingo- ! Vamos chaval a mover ese puñetero culo!

Está vez José es quien se carcajea.

- No haces honor a la España querida. Lo haces fatal Brandom-

- Coño chamo- Expresa entonces en su habitual español neutro.

- Puede que el acento Venezolano te siente pana- dice José.

- ¿Pana?- Brandom se siente perdido.

- Si marico, así se habla en mi tierra- bromea de nuevo José.

  Está vez Brandom tendría que averiguar nuevos modismos venezolanos.

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