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-Vives aquí eh vaya, vaya- era una hermosa casa, la típica casa norteamericana, con un amplio jardín lleno de flores de colores, una azotea en frente, y un porche con muros y techado. Estaba pintada de un azul marino.

-¡Siiii!- Brandom se encoge de hombros y alarga las "i"- bienvenido a mi infierno.

No era la gran cosa, realmente comparado con la casa de Madison, José recordó la primera vez que fue a aquella casa, todo realmente impecable, con tantos cuadros que parecía galería de arte, y un decorado muy novedoso con ventanales de cristal y lámparas minimalistas.

-Si así luce el infierno, entonces no me preocupa pecar- añade José Brandom se ríe vivaz.

-Bueno, bueno, vivir en el Doral no es tan malo- accede- pero...

-¡Brandom Lucia Lozano ¿Cómo se te ha ocurrido irte sin avisar?!- resalto una voz que descendía desde el jardín, una señora surgió de entre los arbustos, tenía un gran sombrero y tenía unos guantes y tijera en mano.

José se alarmo un poco al escuchar aquel alboroto.

-¡¿Vale mamá puedes calmarte de una puta vez?!- resaltó Brandom.

-Jovencito no me hables de ese modo, si yo fuera mi padre te habría dado unas cuantas bofetadas.

-Mamá puedes dejar de regañarme, traje visita.

-Oh, no había visto al chaval, ¿Quién es?- me lucio una sonrisa acogedora.

-Él es José-

-¡Oh pero claro que sí!- la señora decide darme un fuerte abrazo, acogedor y nada aparatoso, era justamente lo necesario, olía a el olor de las hojas de los árboles y perfume- me han hablado muy bien de ti, a que os divertís mucho los dos en casa? Un placer, mi nombre es Carla.

-Un gusto señora Lozano.

-Puedes llamarme por mi nombre ¡Me haces sentir de añales!- expresa jovialmente.

Y no sabe de qué manera... la idea de follar con Brandom a José se le escapa por la cabeza, José observa a Brandom con complicidad impregnada, ambos actúan como si nada pasara, pero en realidad... se habían dicho una y mil cosas en ese instante.

-Claro que si mamá-

-¿Y eso que le tenemos por acá al chaval?-

-Pues... decidí invitarlo a su justa tradición dominguera-

-A pues claro, buscar de Dios siempre es lo mejor, me gusta mucho que un chico tan joven quiera buscar más de Dios- expresa entusiasta la mujer- bueno es mejor que pasen-

La señora coge el pomo de la puerta de madera blanca y la abre de par un par, acto seguido un perrito pequeño y de cabellos rizados, era una motita blanca con una mancha oscura en el ojo, se abalanza a Brandom, Brandom la saluda con entusiasmo y a José se le escapan unas risillas al ver como el chico perdía todo tipo de rudeza al decir:

-¡Onde ta mi chiquita!-

Lo segundo es que su campo visual se llena del interior de la casa, era una casa muy tradicional, con escaleras, papel tapiz de rosas con fondo azul y cuadros con fotos familiares. A la derecha una sala comedor, a la derecha una espaciosa sala con muebles.

-Muy bonita casa señora...-

-Carmen, llámame Carmen mi niño-

José estudia su rostro, lo tiene redondo y tiene abundantes cejas, tiene una mirada muy expresiva, tanto como la de Brandom.

-Voy a enseñarle la habitación a José mamá, le prestaré algo de ropa y bueno va a ducharse es que nos hemos venido de la casa de Mad-

-Claro... claro ¿han desayunado ya?-

-No y realmente muero de hambre- expresa Brandom tocándose la panza.

-Bueno... les preparare de comer-

José asiente sonriendo y esta mujer le devuelve la sonrisa hasta perderse por un pasillo.

I want sex/ Quiero sexo.Where stories live. Discover now