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- Queridos estudiantes de Baxter, para mí es un placer informar que a partir de lapso que viene se instaura una nueva normativa con respecto al uso obligatorio de uniformes. Su directora Amanda Hupson...

José tenía el reproductor encendido, y apenas escucha las palabras de Brandom, que se mantenía con el móvil en la mano entretenido en las redes sociales, la tarde aún bañaba la estancia, la cocina de Brandom era amplia, olía a rosas puesto que la señora Lozano mantenía margaritas plantadas en macetas pequeñas regadas en sitios estratégicos. La casa estaba sola, solo la habitaban en ese momento Brandom y José, los padres de Bran se habían ido de viaje y Brandom estaba solo en casa. José le agradaba el lugar, tenía un aire fresco, mucho más el patio. Se veía un lugar de en sueño, un espacio que aún no había tenido la oportunidad de pisar, pero si de observar. Con un árbol frondoso en medio, la brisa pegando suavemente sobre sus hojas haciendo algunas caer, dejando una alfombra de ellas que hacían un lindo contraste con la grama. Había también un jardín de rosas silvestres a los costados. Unos surcos angostos y largos que rodean la pared se limita a el terreno en un cuadrado. José se imaginó en aquel columpio improvisando que colgaba de una rama de aquel saman, ese que tenía era una rueda gigante de tractor o tal vez un camión. Un detalle muy campestre. José suspira atrapado desde la cocina, se sentía en ese momento muy emocionado, como si estuviese en las nubes.

Sonreía para si mismo, podía verse reflejado un poco su rostro sobre la vidriera de en frente, por dónde también posaba la vista a la parte trasera de la casa Lozano. Tenía los cascos puestos con música de fondo, una linda tonada, una voz angelical le impregna el cerebro, absorve el placer de la exquisita voz de la cantante estadounidense.

Sweteener es arte...
Me siento como en las nubes, en la cima, justo cómo dice Ariana...

Unas manos largas y juguetonas le cogen por la cintura, y José da un respingo tremendo tomándole por sorpresa, olía a canela, y a pan recién hecho en ese momento específico. José se voltea y se consigue con esos ojos color miel, brillantes, y esa piel lustrada que se bañaba con el sol maiamero de una tarde calurosa.

-¿ Qué escucha tanto que ni presta atención a los anuncios de nuestra directora?- dice Brandom soñoliento.

José le besa un poco el cuello a Brandom en un resto de cariño y luego se aparta.

-Tal parece que Baxter es mucho más elitista de lo que le pensé- dice José.

-¿Qué te puedo decir? Estamos en la élite- dice Brandom en tono de broma. 

-No pues a mí que me saquen, no quiero estar en líos de críos ricos- expresa José imitando el tono gallego.

Brandom muestra esa sonrisa encantadora, de esa que hace que los ojos se le pongan chinitos y las mejillas rosadas.

- Pero que cosas dices, joder José si tú estás en la crema de los niños pijos, no te la pasas con la marquesita mayor- dice Brandom siguiendo la onda.

José se encoge de hombros y no dice palabra alguna, Brandom se coloca el casco que aún reproducía música, curioso de que escuchaba José en su móvil, abre mucho la boca amoldado.

- Pero si no es mierda Eillish lo que escuchas, si es pura arte en vida, aunque Sweteener no es el mejor álbum de mi diosa- explica Brandom- lo mejor de mi diosa está en su último trabajo.

- Nos disponemos a discutir sobre tus gustos ocultos señor de nuevo señor Lozano, si mal no recuerdo así fue que le conocí- dice José juguetón.

Mientras sus manos traviesas ya  acarician el abdomen de su compañero por encima de la tela de su playera.

Brandom alza un ceja y acorrala a José por el borde de la cocina, José pega su trasero al los cagones empotrados de abajo mientras que los largos brazos de Brandom le acorralan. Brandom le besa con premura.

- En ese momento pensaba que eran solo un chico del montón, de esos cerebritos que se creen mejor que los demás- susurra apremiante sobre los labios de su compañero.

- Ahora fíjate, somos compañeros de trabajo- dice José y ya Brandom sabe a lo que se refiere.

- Eres mío, mi novio- Brandom lo dice con propiedad.

José se estremece al escuchar aquellas palabras.

- La mitad de tu corazón Brandom- termina de decir José y le da un beso casto a los labios- Los rollitos de canela se queman- expresa José luego al intuir el olor.

- Mierda no soy un buen cocinero, menos con una distracción como tú- esticula Brandom en forma de queja.

José solo sonríe ante la imagen de un chico de cabello rosa y tatuajes quejándose de sus rollitos de canela quemados en la sartén.

I want sex/ Quiero sexo.Where stories live. Discover now