I want sex/ Quiero sexo.

4

José niega rotundamente.

-¿Qué haces aquí?- evade la pregunta.

-Vine a buscar más salsa para las carnes en la cocina pero...- luego de ello rápidamente se quita la franelilla dejando ver todo aquel bien formado torso- creo que lo que conseguí fue que arruinaran esto- sostiene la tela blanca entre las manos, sus largas manos.

-¿Por qué me besaste Brandom?- no supo de donde saco la valentía como para de pronto decir aquello.

Brandom parpadea varias veces, era la segunda vez que lo veía desubicado y sin saber como responder.

-No lo sé, solo lo hice- se expiado.

José niega con la cabeza inconforme de la respuesta.

-Tú también me seguiste el juego, no lo olvides- apunta con el dedo índice.

-¿Y ahora qué? ¿Tu aquí sin camisa, también quieres que te siga el juego?-

-Yo...- se acerca, mucho más, José choca contra la pared, mientras que Brandom coloca ambas manos sobre la misma estructura dejándole ningún espacio a donde correr, básicamente ambas extremidades estaban impidiéndole paso por ambos lados.

José suspira para sus adentros con el vaso entre sus manos se aferra a él, aún quedaba algo de piña colada en el fondo.

-Yo tengo tanta sed- este se acerca más flexionando sus brazos, su espalda, José la imagino haciéndose más tensa y sexi.

Acto seguido, Brandom bebió del sorbete fuertemente, su garganta se movía de arriba abajo y una pequeña vena en su cuello se tensaba. El joven de cabello rosa dejo el objeto que tenía entre los labios haciendo un sonidillo seco pero brillante.

Tenía sus labios mojados, realmente estaban cubiertos por el líquido dulzón que José podía oler desde esa distancia. Este solamente trago profundo, atrevido e incapaz de controlar su deseo le arrebato a Brandom un beso.

Brandom suspiro profundamente luego de unos segundos, sus labios eran un floreo de pasiones encontradas, como olas que chocaban acentuándose entre las rocas de la playa, tanta fue la intensidad que Brandom cogió la mejilla del muchacho para acércalo más a él. Luego de ello Brandom se aparta y ambos se observan, José quería seguir sintiendo el sabor de aquellos labios que sabían a piña colada, devastadoramente delicioso. El chico de cabello rosa solo observo a su izquierda, negó con la cabeza y se retiró.