Capítulo dos. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Moa se sentía como el Tío Iroh, de Avatar, cuando regresaba al lugar de su peor desgracia militar ¡Como turista!

La morena no sabía clasificar bien sus emociones pues tenía demasiados sentimientos encontrados desde la última vez en la que estuvo ahí, todavía recordaba con tanto dolor como es que Tom hizo añicos su corazón que se consumió en ira al ver que Jade le pagaba de esa manera a su rubio ¡Ella por muchos años deseó tener el amor de Felton, y Gordon, desperdiciandolo! Tal vez era una egoísta con ese pensamiento pero en verdad, cada que su mente le recordaba el momento exacto de aquella mujer entrando en brazos de otro hombre le ponía tan rabiosa, claro que esa ira no duraba demasiaso cuando era golpeada por la realidad de las crudas palabras de Tom.

En cuanto salió de la casa de aquel rubio recuerda haber dejado que su llanto nublara su visión sin dejar de caminar por toda la acera tratando de no hacer ruido y no bajar la cabeza, y diría orgullosamente que lo hubiese logrado si tan solo Robert no la hubiese detenido y la hubiese rodeado entre sus llantos porque eso fue lo que bastó para rompiera en lágrimas que trataba de mantener en discreción pero tal era el dolor que su voz dejaba escapar con tanto sufrimiento en forma de sollozos.

Ella era consciente de que sí, familia de sangre no tenía pero siempre, cada mañana, se trataba de convencer de que en realidad no estaba sola, que Daniel estaba ahí, su hermano, que Erin y Robert también estaba ahí para ella, y aunque no quisiera admitirlo, Tom era lo que ella llamaba familia.

Tiene razón.—Repitió aquella mujer que se aferraba salvajemente a la camisa del britanico.— Tal vez siempre debí quedarme detrás de la cámara, nunca debí haber estado con mi madre ese día ni los que le siguieron.

Robert quien aprensaba entre sus brazos con tanto recelo y protección a la chica negó con un sonido que poco a poco iba siendo más notorio por encima de las sollozos de la chica.— No, no digas eso, lo mejor que pudiste hacer es haber estado ahí.

La morena negó sumiendose en ese silencioso llanto sofocante, sentía una infernal presión en su pecho que la consumía, su garganta podía ser comparada como si la estuvieran degollando exageradamente pero esos dolores punzantes la mataban.— Siempre debí quedarme callada...

— No, nunca debiste hacerlo ¿A quién le importa lo que él diga? Es un imbécil.—Chistó Pattinson con desespero.

— A mí, a mí —Se alejó del chico para señalarse con el dedo índice de su diestra mientras golpeaba su pecho con tanta furia.— A mí me importa lo que él diga, Robert yo lo amo... Siempre lo amé, y yo haría lo que fuera por él.. ¿Qué es lo que quiere de mí? Quiere que este lejos... —La furia de su voz se convirtió en tristeza pura cosa que la hizo reír al final, sin gracia, irónica.— Siempre lo he amado...

— Como yo a ti...—Susurró Pattinson, eso hizo que la chica cayera en cuenta de las cosas, llorando frente al hombre con el que "intentaba algo"

— Que patética soy... Tú no deberías soportar esto, realmente mereces algo mejor, estamos intentando algo y vengo y lloro frente a ti por mi amor no correspondido.

Robert con calma, tratando de darle la mejor de sus sonrisas, extendió sus manos al rostro de la chica para acariciarlo. Es verdad que a aquel varón le dolía ver que ella lloraba e independientemente a que no le gustaba que lo hiciera, también le dolía que ella amara a Tom.— Te amo, solo déjame amarte, solo eso te pido... No me importa si tú no lo haces, solo dejame amarte...

Había abandona la ciudad tan pronto llegó a casa durmiendo los primeros días después del percance junto a Daniel siendo consentida por los tres, Daniel, Erin y Robert, se encargó de no volver a su casa, desactivó todas sus cuentas en sus redes sociales y conforme pasaban los meses, canceló su número de celular, no quería saber nada de Tom.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now