Capítulo veinticuatro.

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Narrador omnisciente.

El rubio, portador de aquellos orbes que hacían a la morena suspirar se había comenzado a perder en sus pensamientos mientras la notaba.

Una y otra vez se repetía que ella no podía estar enamorada de él, no podía simplemente.

No porque fuese algo malo sino que él no quería arruinar la amistad que tenía con ella, y agradecía que hubiese sumido sus sentimientos en un silencio del cual no salieron nunca, al menos no hasta ahora, y dichos por otra persona.

Él no quería nada con ella.

O eso parecía afirmar aquel rubio con tanto recelo.

Moa nunca fue alguien desagradable, al contrario, era muy pasiva y sabía ser buena amiga, era sincera y la sinceridad era algo que ella valoraba, era una mujer trabajadora, comedida, responsable, muy agradable cuando se le trataba.

Moa era una excelente persona, por ello mismo es que Tom sentía lástima por ella.

En más de una ocasión, en ese día, Tom se había encontrado con la mirada de la morena la cual siempre terminaba por sonreírle obteniendo la misma acción por parte del rubio.

Ella misma se decía que exageraba por creer que Tom la notaba, tal vez solo era mera casualidad, lo cual era un tanto deprimente para la misma debido a que no eran miradas que nacieran solamente para apreciarla, y cada que se encontraba con la encantadora mirada del ojiazul disfrutaba como una sensación de nerviosismo invadía su interior.

Una sensación de recogijo agradable la llenaba por completo.

Tal parecía, que Moa no era la única que notaba que Tom miraba demasiado a la morena aquella mañana de excursión, Robert quien en algún momento tomó un lugar a un lado de la chica, se había percatado de que la observaba.

Y lejos de darle celos como en otras ocasiones, comenzaba a sentir una inquietud que se instalaba en la boca de su estómago ¿Por qué? No lo sabía, solo sentía ansiedad e inquietud.

La noche de aquel sábado cayó.

La excursión había salido bien, muy bien se diría, todos llegaron a un punto en el que almorzaron en un bello lugar que tenía unas vistas magníficas, entre risas y risas se habían pasado las horas por lo que decidieron volver.

El cielo oscuro entre esos grandes arboles era sin duda imponente, Moa observaba en las escaleras frente a la puerta de su cabaña todo el lugar dejandose llevar por la calma del lugar escuchandose a lo lejos las familias que estaban ahí.

— ¿Por qué tan sola?

La voz hizo que la morena volteara rápidamente en dirección a donde había provenido esta, encontrándose con Tom.

Sintió su corazón dar un vuelco al verlo, sonrió anchamente haciendose a un lado para palmar su costado haciéndole una invitación.— Solamente admiro el lugar.

Felton dudó en sentarse a su costado por miles de razones siendo una tras otra más absurda que la anterior, pero tras ver la naturalidad de la chica, accedió.

— ¿Y ese milagro de que Rob no esté a tu lado? —Preguntó volviendo su rostro a verla momentáneamente.

— Está en la cafetería, fue en busca de algo caliente.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang