Capítulo treinta y seis.

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Narrador omnisciente.

— ¿Se puede saber de dónde salió esa estupidez? — Preguntó Emma mientras seguía los pasos de su mejor amigo, ambos estaban en la cabaña aguardando a matar el tiempo para la fogata.

— ¿Qué es una estupidez? —Preguntó Tom mientras tomaba asiento en el filo de la cama.

—¡Eso! ¡Lo que dijiste en el desayuno! -—Exclamó.— ¡Casarte? ¿Hablas en serio? ¡No puedes! —La joven de nariz respingada estaba indignada, sumamente indignada, lejos de que fuera por el mero hecho de casarse, era porque se casaría con Jade ¡Ella no le agradaba!

— Me voy a casar, Emma, deberías estar feliz. —Dijo rodando suavemente los ojos.

— ¡Lo estaría si te casaras con quien amas!

— ¿Ah, sí? ¿Tú que sabes? —Encaró a la chica mientras se cruzaba de brazos.— Estoy enamorado de Jade y la amo.

— Sé lo suficiente, te conozco bien para saber que estas enamorado de Moa, que la amas a ella.

— ¡Ah! ¿Ahora sabes más de mis propios sentimientos que yo? —Preguntó con ironía.

— Tom no seas ridículo, por favor. —Cerró los ojos mientras pasaba sus manos por su cabellera castaña.— ¿Por qué no aceptas las cosas?

— No las aceptaré porque no verdad.

— Bueno, si no es verdad entonces admite que Moa nunca te ha importado, que la besaste y te acostaste con ella porque fue un simple desliz.

Tom mantuvo sus ojos fijos y llenos de una emoción desgarradora, este se negaba a ver a la morena como un simple desliz porque muy en el fondo sabía que no lo era.

Emma le miraba de forma retadora ganandose que Tom desviara los ojos un momento antes de tomar aire.— No lo diré.

— ¿Cómo por qué no?

— Porque Moa si me importa.

— No pareciera importarte cuando la heriste emocionalmente.

— Fue para el bien de ambos.

— ¿El bien de ambos, o el tuyo? —La chica caminó hasta estar frente a su mejor amigo.— La amas a ella pero sientes culpa porque crees que es malo estar enamorado de alguien más cuando tienes pareja.

— ¿Y no debería?

La chica bufó.— Sabes a lo que me refiero... Tú estás con Jade, claro, pero no la amas, tú amas a Moa, te fascina esa chica desde hace tiempo más nunca tuviste el valor de decirle.

— No digas estupideces, Emma.

La chica puso una mano en su pecho mientras abría la boca fingiendo estar ofendida.— ¡Ah! ¿Ahora soy yo la que dice estupideces? ¡Tom, tú dijiste que te vas a casar!

— ¡Y lo haré! ¡Repito, deberías estar feliz por mí! —Exclamó poniendose de pie.— ¡Deberías estar feliz por mí y apoyarme aunque este equivocado!

La chica se le quedó mirando con el ceño fruncido, se escuchó como aquella mujer bufó empuñando a su vez sus manos con fuerza ¡Vaya que Tom era testarudo!
El silencio reinó entre esos dos, ambos se mantuvieron la mirada.

— Tom... —Susurró.— Soy tu mejor amiga, y porque lo soy siempre voy a querer lo mejor para ti, si estás equivocado te diré las cosas de frente como te las estoy diciendo ahora pero nunca esperes de mí, jamás, jamás esperes que me quede callada y si tengo que perder tu amistad para que te des cuenta de las cosas, estoy dispuesta a hacerlo. —Hablaba en un susurro pero no porque quisiera hacerlo así sino porque trataba de canalizar toda su furia a un tono tranquilo.— Hay un juez llamado tiempo que pones a todos en su lugar, cuando te des cuenta de las cosas será muy tarde.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora