Capítulo veintiocho.

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SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.

M I É R C O L E S


Robert apenas abría los ojos sintiendo como su estómago parecía retorcerse soltando un leve “Mmmh” como quejido, comenzaba a ser consciente de su alrededor, a lo lejos se escuchaban unas voces tan sordas lo hicieron cuestionarse sobre lo que estas hablaban, no fue hasta que su mirada azul se posó en el televisor de la pared frente a la cama.

Trató de moverse llevándose la sorpresa de que en su pecho se ejercía una presión un tanto pesada, y no solo su pecho sino también que en uno de sus brazos el cual estaba entumecido.

Sus ojos se clavaron en el cuerpo que estaba escondido en su pecho.

Moa dormía tan plácidamente en el pecho de Pattinson ocupando el bícep de su brazo como almohada, en su expresión se notaba la tranquilidad con la que dormía confiada, con un aura de seguridad sobre que nada ni nadie le podría hacer daño en donde estaba.

De todas las veces en las que Robert pudo verla dormir esta era de las pocas en las que parecía tener un sueño favorecedor pues en sus labios muy levemente se podía apreciar como las comisuras estaban suavemente curvadas hacia arriba.

Qué hermosa es.”

Fue el pensamiento de Robert quien con el brazo libre, descubrió el rostro de la chica de aquellos cabellos oscuros que caían en este.

Un sentimiento de felicidad lo abarcaba.

Me pregunto ¿Que tan bueno habrá sido lo que hice como para tenerte en mi vida?”

Una sonrisa apareció en el rostro de facciones definidas de aquel varón, quien tuvo que hacer un esfuerzo para moverse lo más sutilmente y así besar la frente de la chica.

Con mucho cuidado el británico acobijó bien a la mujer que dormía acurrucada en su pecho en una expresión de serenidad, con un rostro imperturbable.

Su mirada se posó en el televisor frente a él tratando de hacer memoria sobre lo que había pasado en la noche cuando ella regresó de esa salida con Tom.

Y tras unos cuantos segundos a su mente en fotogramas llegó el recuerdo de la morena abriendo la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, con una actitud positiva y alegre cosa que aunque alegró al de piel pálido también lo puso en un estado de alerta ¿Que habría pasado para que ella estuviese así? No fue hasta que la chica le confesó con emoción que había logrado patinar, no demasiado, pero sí había dominado el estar de pie sin caerse por unos segundos al soltar la barandilla.

Tras eso, recuerdaba haber salido de la cabaña en compañía de la morena a la cafetería para comprar algunas cuantas cosas y poder comerlas en la habitación mientras veían alguna película.

No lograba centrar en que momento fue que ambos quedaron dormidos pero si recuerda que junto a la morena de sus ojos veía The Sword in the Stone, Moa recargada en su estómago, formando una T.

Ahí fue donde su corazón dio un vuelco al ser consciente de algo.

— ¿Qué día es? —Se preguntó a sí mismo por lo bajo contorsionando su propio brazo libre debajo de su almohada para tomar su celular viendo primero la hora y fecha.— 08:27, Miércoles.

Nuevamente ese retortijon en su estómago que lejos de ser provocado por la comida ingerida la noche anterior, era más por la emoción.

Hoy era el día en el que planeaba decirle lo que sentía a Magdala.

El movimiento de un cuerpo lo hizo reaccionar rápido volviendo su mirada a su costado, Moa se reacomodaba sobre su mismo lugar para darle la espalda curveandose un poco como si buscara estar en la posición que vulgarmente era conocido como "cucharita", el chico hizo caso adoptando esa nueva postura pasando una mano por la cadera de la chica dejando que su cabeza cayera cercana a la nuca de esta.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora