Capítulo veintisiete. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Ninguno dijo nada.

Nadie mencionó el beso.

Cuando les preguntaron "¿Pasó algo relevante?" contestaron: "No"

Pero el que negaran el hecho de que pudieron haberse besado no ocultaba que ambos, internamente, estaban fascinados.

Tom fue bombardeado por preguntas por parte de aquella mujer que había organizado esa pequeña cita-trampa, el rubio no se abstuvo de comentar detalles como lo fueron sus expectativas, los momentos en los que con la mujer morena había compartido una especie de conexión, sus pensamientos y demás pero tuvo que reprimir el decir que había casi besado a la chica.

Moa, por su parte, fue acorralada por el interés de Domhnall en saber como es que había resultado esa pequeña salida a la obra, interés que no solo se limitó a los mensajes que durante la noche y parte del día siguiente se mandaron.

Los días habían corrido como gotas de agua sobre el vidrio de una ventana, la distancia entre Tom y Moa había sido a decir verdad muy corta, demasiado corta pues estos como alguna vez, volvieron a ser unidos encontrándose a medio día uno en la casa de otro y viceversa.

Ninguno tocó de los dos adultos tocó el tema de lo que pudo ser un beso, ambos sabían que en algún momento tendrían que hablarlo pero preferían pasarlo por alto hasta que todo lo creyeran indicado.

— Entonces... —Una voz femenina se escuchó desde la sala de la casa de Tom.

— ¿Entonces? —Preguntó el rubio que se acercaba desde su cocina con un tazón de dulces de leche para dárselo a la mujer invitada.

— Ya cuéntame... ¿Cómo vas las cosas con ella? —La curiosidad comenzaba a fluir en la femina que recibió aquel tazón tomando entre sus delicadas manos un dulce.

Tom inhaló profundamente mientras meditaba de que manera era más sencillo explicar todo.

El ambiente cedió al silencio, el chico suspiró con calidez negando con la cabeza tranquilamente con uma sonrisa que se iba colando en medio de la pureza del sentimiento que fluía en él al pensar en la mujer que amaba.

— Mejor de lo que creí que podría irme.—Habló el rubio, su mano quitó el envoltorio de un dulce para llevarlo a su boca haciéndolo a un lado en su mejilla para poder hablar.— Estoy bien con ella, volvimos a ser amigos como ya sabes y bueno... Creo que en nuestra amistad hay una linea muy delgada de coquetería.

La fémina alzó sus cejas con sorpresa.— ¿Coquetería? —El rubio asintió.— Pero... ¿Seguro que es coquetería?

— Claro, estuvimos a punto de besarnos también. —Soltó.

— ¡¿Besarse?!—La de ojos color miel se reacomodó en su lugar mientras alzaba sus manos con euforia.— ¿Cómo, qué, cuándo pasó eso? ¡Thomas! —Tom no supo que expresión poner ¿Estaba siendo regañado? La chica negó con la cabeza repitiendose una y otra vez que no podía ser posible.

El rubio no sabía como mirar a su amiga, estaba sorprendida pero consternada a su vez, cuando sintió los ojos de aquella en su persona lo único que pudo hacer el sonreírle sin mostrar los dientes un poco avergonzado.

— ¡Ay, Tom!

— ¿Cómo que “Ay, Tom”? Hace un momento estabas muy interesada.—Resongó.

Emma suspiró con pesar reacomodandose en su lugar.— Estoy interesada pero no creí que su amistad hubiese escalado tan rápido como para que estén a punto de besarse.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora