Capítulo cuarenta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.

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No logro encontrar al bebé.

Esas cinco palabras fueron las necesarias para que en el interior de aquel rubio un agonziante dolor y presión se instalara en su cuerpo soltando levemente la mano que sostenía de su amada observando con incredulidad a la doctora.

Moa sintió como un escalofrío la recorría de pies a cabeza mientras nacía dentro de ella una sensación de terror, ambos adultos se miraron fugazmente entre sí imaginandose lo peor.

— ¿Q–Qué quiere decir? —Se armó de valor en hablar el rubio con la voz forzandola a no escucharse quebrada, una sola cosa es la que abarcaba la mente de aquellos padres deseando que no fuese cierto.

— No se muestra en la ecografia. —La doctora movió la pantalla haciendola visible para ambos, en medio del ruido negro de la pantalla conforme la profesionista movía la sonda no se distinguía nada a comparación de las visitas anteriores.— Necesito que se tranquilicen, no hay prisa.

Tom había soltado la mano por completo de su novia llevandose la misma mano a su boca para cubrirla, sus cejas fruncidas como señal de preocupación observando suplicante que hubiese un rayo de esperanza.

Si existía un Dios, Tom le estaba rezando en ese momento.

— ¿Ha tenido molestias? —Preguntó la doctora sin quitar su mirada de la pantalla centrada en buscar aquel pequeño ser en su interior.

— No, ayer me llegó el periodo.—Dijo la morena negando con la cabeza cuando a su mente llegó de golpe el día anterior en el que se había caído tensandose al instante y cambiando su expresión drásticamente, cosa que llamó la atención de Tom quien la miraba aterrado.— El golpe. —Susurró por lo bajo para ella misma.

— ¿Disculpa? —Preguntó la doctora deteniéndose pasando sus ojos a su paciente observándola atenta.

— E–El golpe.

— ¿Qué golpe?

— Yo, me he caído por llevar algunas cosas en mi trabajo, me distraje y me tropecé... —Tom tenía razón.

— ¿Te has caído? —Habló Felton con molestia.— ¿Por qué no me lo has dicho?

— Se me olvidó.

— ¿Olga, cómo se te puede olvidar algo como eso? ¿Tienes en cuenta que estás embarazada?—La morena se sintió culpable, siquiera miraba a su novio quien le miraba de una forma irónica e incrédula a su vez.

— No hay razón para discutir, por favor.—Interceptó la profesionista tratando de aminorar la tensión que de un segundo a otro nació en aquella pequeña habitación.— Bien señorita Armstrong, los golpes durante el primer trimestre son graves pues aunque uno piense que no pueden llegar a ser graves pueden causar un aborto espontáneo.

— ¿Aborté? —Habló escandalizada sintiendo como su pecho se oprimía haciendole difícil poder respirar. La mujer hizo un ademán con su mano libre indicandole que se relajase.

El rubio estaba muerto en vida en ese instante sintiendo como es que el mundo se le venía encima con solo la idea de aquella posibilidad.

¿No la había cuidado lo suficiente?

Tal vez si hubiese insistido más en negarse a que su novia trabajara.

Se puso de pie cruzandose de brazos llamando la atención de la morena que le observó culpable y con vergüenza, ella buscaba la mirada de su pareja pero este apenas y la veía, sud ojos azules estaban puestos en algún punto de la pared blanca frente a él.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora