Capítulo treinta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.

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V I E R N E S.

Dos semanas eran las que habían pasado.

Suficiente tiempo para deslizar a la locura lentamente a una persona, y en ese caso, Moa era la víctima de la demencia.

Hoy era ese tan ansiado día en el que todo cambiaría, o eso era lo que aquellos dos adultos tenían previsto. Erin y Tom habían estado en contacto preparando todo tipo de plan y ocasión para lo que creerían sería la reconciliación de aquellos dos hermanos.

Estaba bien admitir que los dos estaban nerviosos, ansiosos, con el miedo siendo inyectada en sus venas. El rubio había estado al pendiente de su novia preparandola mentalmente para lo que se avecinaba para ella, sabía que estaba mal sacar a una persona de su zona de confort pero no podía permitirse verla mal.

Él sabía que Magdala extrañaba a Daniel.

Lo supo cuando la notó viendo de una forma tan dolorosa una foto que ellos dos, aquel día, Moa y Tom habían decidido tomarse algunas cuantas fotos y mientras la mujer morena seleccionaba que fotos eran las ideales para enviarle a su novio se topó en su galería con aquellas imágenes.

— ¿Todo bien? —Preguntó Tom al otro lado de la puerta, fuera del baño.

Yacían en la casa del rubio, habían "acordado" salir a pasear por la tarde cuando el sol comenzara a ocultarse pero se habían retrasado cuando Magdala decidió entrar al baño para refrescar un poco su rostro. Su estómago parecía ser un centro de centrifugado.

— Sí. —Se escuchó de forma opaca, nada estaba bien en ese momento.

Moa yacía de cuclillas frente al retrete cubriendo su boca con su mano con la esperanza de que había podría retener un poco de esas amenazas de vómito.

Habían comenzado como ligeros mareos y vértigos días atrás que ocultaba a su novio.
Pero si esto se convertía en vómitos no podría ocultar nada.

— ¿Segura, amor? —Preguntó Tom con extrañeza.— Llevas un buen rato ahí...

— Cólicos. —Se excusó la morena, aunque no era del todo mentira, sentía esas infernales punzadas en el vientre, esos espasmos dolorosos que parecía acalambrar toda su espina dorsal.

— Ohhh.—Susurró el rubio con calma dejando que todas esas dudas se esfumarannal escuchar su respuesta.— Iré a prepararte un té... Ya sabes donde están tus cosas, amor.

Un suave "Gracias" se escuchó en el interior del baño, Tom salía de aquel cuarto con calma en dirección a la cocina para preparar lo que había mencionado a su novia, tomó una tetera para colocar un poco de agua a calentar mientras buscaba en sus gavetas con calma los sobres de té. Moa por otra parte comenzaba a segregar demasiada saliva dándole a su mente desquiciada por las inseguridades que habían nacido en las últimas dos semanas donde había notado a su novio un poco raro, razones por las que podría estar en ese estado.

¿Estaría embarazada?

No, no lo creía, debía relajarse.

Justo ahora estaba en su periodo y esas náuseas moribundas podían ser solo parte de esos terribles síntomas de sus frágil cuerpo y sistema inmune, era casi normal que se enfermara del estómago, pero no podría estar ahí todo el día en el baño. Tom había insistido desde que había amanecido en que debían salir ya que parecía ser un excelente día, Moa no quiso negarselo, debían salir.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now