Capítulo dieciséis. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Nunca estaría de más mencionar que aquella mujer de piel morena tenía un cúmulo de emociones en su interior que trataban de ser reprimidas, todavía recordaba ese peculiar día de trabajo donde Tom le había dicho aquellas dos palabras que desde hace tiempo quería escuchar pero no ahora, no en ese momento, no cuando aún atravesaba la lucha interna debido a la pelea que tuvo con su hermano, no aún que ella todavía realmente sentía algo por él. Siempre anheló escuchar esas palabras venir de los labios de ese hombre que en más de una ocasión le robó el aliento ¿Cuántas veces no soñó con escuchar esa melodiosa declaración?

En su mente se repetía todavía ese "Te amo" que cuando lo escuchó perturbó su interior ocasionando una explosión de sensaciones, la joven suspiró con pesar, ella sabía bien que era débil ante ese varón aunque ya no lo pareciera, lo seguía siendo.

Seguía suspirando airosamente enamorada cuando sus ojos veían en la lejanía el fervor de la emoción y felicidad brillar en esos ojos azules.

Seguía estando enamorada ¿Eso estaba mal? ¿Por qué sentía que sí? Ella no había elegido a quien amar.

Nadie elegí de quien enamorarse.

El sonido de una campana sacó de la ensoñación a Moa quien desvió sus ojos a la puerta con la esperanza de ver a cierta persona que como siempre, le traería paz pero no era esa persona la que atravesaba el umbral. Hizo una pequeña mueca para sí misma mientras mentalmente se distraía con sus pensamientos sin embargo no estuvo tanto tiempo divagando pues al cabo de unos minutos vio a un hombre que la hizo sentir un cosquilleo en su interior con emoción.

Los ojos del color del cielo se posaron en la figura de aquella mujer de cuerpo agradecido que tan pronto como lo vio ensanchó una sonrisa amplia.

Robert sintió que su día se había arreglado con solo ver como es que ella lo miraba con felicidad pero así como sintió tanta paz en su ser también sintió como su corazón se retorció en señal de dolor ¿Estaba bien lo que estaba por hacer? Esperaba que sí.

— ¡Robby! —Chilló ella desde su asiento aunque poco duró ahí cuando se puso de pie para darle un abrazo a aquel varón de 1,85 de forma casual.

En ese abrazo Moa pudo embriagarse de su aroma varonil que se desprendía del epcho del chico, sintió la misma calidez que siempre, sintió como es que su vida había mejorado, como si nunca se hubiese peleado con Daniel y Tom no le hubiese dicho esas palabras que atormentaban su consciencia de forma no intencional.

Los brazos de Robert le daban la misma calidez y seguridad que alguna vez le dio su madre cuando las cosas no iban bien.

— Moony, mi amor... —Susurró Robert cuando se separaron, el chico le sonrió, ambos se sentaron en los asientos de la mesa individual quedando frente a frente.— ¿Llevas mucho esperando?

— Para nada.

— Que bueno. —Ensanchó una sonrisa pasiva, su mirada se barrió a una de las meseras del lugar.— ¿Has ordenado ya?

— No, todavía, aguardaba por ti para pedir algo. —Respondió siguiendo la mirada de su compañero el cual agradeció el gesto de espera de Moa y llamó la atención de una mesera la cual llegó a ellos dándoles unas cartas de menú.

Ambos adultos se sumieron en las cartas pensando que pedir para almorzar, claro que pasando por alto las veces en las que Robert fue interrumpido por los clientes que pidieron unas foto o autógrafo.

A Moa siempre le había encantado eso, ver a sus amigos ser detenidos en la calle por reconocerlos, amaba ver las caras de los fans de sus amigos al conocerlos casualmente por la calle o en algún evento especial.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora