Capítulo veintiuno. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Desde aquel curioso día en el que los dos adultos se encontraron en un lugar poco recurrente dadas las fechas, comenzaron a ser más cercanos pero no al punto de recuperarse la confianza que en algún momento se tuvieron, los días en el set comenzaban a ser cortos pero a su vez amenos para la relación que aquellos dos tenían. Tom y Moa hablaban más allá de lo que en un principio lo hicieron, la gran pared de incomodidad poco a poco iba cayendo.

Pero así como avanzaban los buenos días para ellos, también avanzaban los malos.

Para aquella morena su mundo iba de mal en peor pues lo que ella pensó que era una nueva oportunidad a recuperarse era todo lo contrario. Sus dolores de cabeza un día desaparecieron pero a los pocos volvieron siendo insoportables y que solo controlaba ingiriendo los analgésicos de una forma que ella creía era "Responsable" pero en realidad no, su culpa se hacía cada vez grande.

Extrañaba a Robby, extrañaba a Daniel, a Erin vaya, con ninguno de los tres había tenido contacto o al menos no con los varones aunque al primero no debía ya de considerarlo.

Él se había ido.

Ella lo alejó.

Se lo repetía cada noche.

Sentía como es que la culpa la abarcaba repitiendose insensantemente las palabras que su hermano le dijo alguna vez, ella era una insensible. Robert se había preocupado por ella, había estado ahí para ella, le había tendido los hombros y los brazos siendo ese su refugio, él la amaba pero ella no podía amarlo.

No podía.

Ella estaba ciegamente enamorada de Tom.

Lo sabía muy bien.

Justo ahora, en el set, sus ojos marrones observaban a esa cabellera rubia menearse de forma muy leve, Tom yacía junto a los demás del personal hablando de algo que ella no podía escuchar debido a la lejanía que había pero no pudo evitar sonreír para si misma sin darse cuenta al ntoar que aquel varón rió. Se veía tan tierno, tan lindo.
En su interior se maldijo al notar lo que por su mente había pasado, por un momento se perdió en ese incierto e inestable mar de dudas y pensamientos crueles a su persona, se preguntaba si estaba bien, si estaba mal seguir haciéndolo y aunque internamente se contaba las razones por las que no debería sentir lo que sentía siempre terminaba en lo mismo, sus sentimientos por Tom no habían cambiado. Pensarlo, le vino como un balde de agua fría pues se negaba a admitirlo.
Sus sentimientos eran inestables ¡Su dignidad dónde quedaba si admitía que seguía estando enamorada? ¿Si admitía que un rayo muy leve de esperanzaba vagaba en su mente?

Nadie tiene dignidad cuando esta enamorado”

Recordó lo que una vez Robert le dijo, y sin previo aviso a su mente llegó lo que aquel día escuchó por parte de ese varón, sintiendo como una pesadez abarcaba cada extremidad de su ser. No pude prohibirse darle paso a esa ola de emociones negativas que había estado luchando por alejar.

Odiaba eso.

Odiaba que por unos instantes se sintiera bien, feliz, empoderada pero que solo fueran eso, instantes, antes de tener que sentir como es que la culpa, el dolor, el arrepentimiento, la incertidumbre de lo que pudo ser la golpeara de forma fuerte.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now