Capítulo veintidós. | SEGUNDA TEMPORADA.

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M A R T E S.

Este era un día diferente a todos ¿Que lo hacía así?

Los rayos del sol entraban de forma ligera tratando de atravesar la gruesa tela de cortina de aquella ventana en la habitación de la morena, en medio de esa miseria simbolizada en el caos y desorden de la misma yacía en la gran cama una mujer de piel tostada despertando. Su reloj biológico siempre la despertaba a la misma hora sin importar cuán cansada estuviese viese.
Moa se removió en su cama despertando con una incesante sed, la sequedad de su lengua la hizo tragar saliva mientras que poco a poco se hacía consciente de todo aquello que la rodeaba.

Sus ojos marrones recibieron la luz del mundo pestañeando suavemente mientras se acostumbraba.

Sin pensarlo, aquella morena salió de la cama sin problema alguno haciendo la diferencia de otroa días en los que se movía por todo el colchón antes de reunir fuerzas para ponerse de pie.
Asumió todo eso al único motivo que ella había encontrado lógico lo cual era la necesidad de tomar un poco de agua.

Bajaba las escaleras con calma evitando todo aquello que estuviese a su paso que pudiera hacerla tropezar, al llegar al último escalón Magdala sintió la necesidad de quedarse parada ahí observando la sala y la cocina percatandose de la voz interna y silenciosa que le gritaba poner todo en su lugar.

Hoy, a diferencia de otros días, Armstrong no sintió asco por ella misma, no sintió culpa, no sintió que la simple razón de existir le agobiaba.
Por el contrario como si fuese de sorprender pudo sentir como es que algo en ella le decía “Esta bien equivocarse, hay un vida para aprender y remediar” no pudo evitar dejar salir una sonrisa que nadie más aparte de ella pudo ver.

Sintió ganas de llorar pero no por lástima sino por una satisfacción en su interior.

Se sentía capaz de recibir el día con todo, no se sentía fuerte pero estaba segura de ser capaz.
Se desplazó del marco del pasillo de las escaleras hasta la cocina, atravesando el umbral caminó hasta el refrigerador de donde tomó la jarra de agua fría para empinarla a su rostro, podía ser asqueroso pero no había nadie viéndola además de que en otro momento lavaría bien el trasto, y como si fuese exageración pudo sentir como es que el agua avivaba su ser finalizando después de un largo y profundo trago con un suspiro.

Rió en sus adentros, su estómago rugia por lo que debía ponerse a hacer algo de desayunar antes de prepararse para ir al set.
Caminó de regreso a su habitación en la segunda planta de su hogar para tomar su celular desbloqueandolo.

«Nos vemos mañana en el set.»
Enviado, 22:04.

Ese mensaje destacaba del resto y provenía de la persona con la que ayer se animó a cenar. Tom la había invitado a cenar y aunque en un principio había aceptado simplemente de forma vaga sin intenciones de hacerlo al verse en frente del local para cenar no pudo evitar aceptar pues el aroma de la comida le abrió el apetito.
Inconscientemente sonrió enternecida por el mensaje.

Esa cena había transcurrida en silencio y conversaciones muy cortas y vagas pero a pesar de no haber conversación de por medio fue muy agradable para los dos lo que en realidad los sorprendió a ambos los cuales en su interior creían todo lo contrario.

« Claro, nos vemos en el set.»
— Enviado, 07:04
« Por cierto, buenos dias. c:»
— Enviado, 07:04

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora