Capítulo trece. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

La primera semana en la casa que alguna vez quedó en soledad por casi dos años fue realmente abrumante y más para la morena que tras regresar de sus jornadas de trabajo abría la puerta encontrándose con la nada. Se había cumplifo ya un mes desde que había regresado a la ciudad para la boda de Oliver y Katy quedándose ya en la ciudad nuevamente.

Los planes en un principio era ir a la ciudad y estar ahí para la boda y apenas hubiese oportunidad de trabajo volver a irse.

Moa había pasado por todo un proceso de readaptacion pues no era fácil para ella que la soledad inundara su hogar, antes de irse, siempre había ruido en la casa por la presencia de Robert, Erin o su hermano pero esta vez no había nadie más que ella.
Robert había comenzado a tomar distancia por lo que sabía, solo porque ese chico estaba ocupado con algunos asuntos y nada más, no le molestaba, lo entendía perfectamente. Daniel desde aquella última llamada no había hablado demasiado con ella, tampoco le causaba conflicto no hablar con él, lo que le gustaba es que a veces podían pasar semanas sin hablarse y cuando volvían a hacerlo lo hacían como si nunca hubiese nacido la distancia.

Era de las cosas que más le gustaba.

Las cosas con Tom seguían un tanto tensas por no decir que esa pared de hielo seguía entre ellos aunque en esa primera semana sola sintió por alguna razón que Felton estaba siendo más agradable que de costumbre, no porque fuese amable, ya lo era pero ahora ya no insistía tanto en hablarle cosa que Moa agradecía, así evitaba entrar en contacto con él, mientras más lo evitara menos pensaba en él y era mejor.

El que Tom comenzara a ser callado y limitarse a simplemente hablarle por temas solamente profesionales-laborales le facilitaba todo pero eso no significaba que ella no sintiera como su estómago se retorciera por los nervios de verlo cada día.

Aunque no lo deseara, su corazón latía con fuerza cada que sus ojos marrones se fijaban inconscientemente en esa cabellera rubia oscura, cada que inhalaba esa colonia varonil cuando pasaba por su lado, cada que accidentalmente sus manos rozaban con él y cada que sus miradas se conectaban por apenas fracción de segundo.

Justo ahora, Moa se encontraba caminando por el malecón de la ciudad con el sol quemando su piel expuesta por culpa que sus prendas no cubrían, sentía ese ardor picante que solo la dejaba pensar en una sola cosa, llegar rápido a la cafetería.

Había quedado con Daniel de ir a una cafetería para ponerse al día y hablar, desde luego que eso implicaba también estar en presencia de Erin, no le desagradaba, esa mujer era su adoración, era como su hermana mayor.

Sus pasos que sus cortas piernas permitían se aceleraron cuando divisó el lugar, cruzó la calle al otro lado de la acera para que apenas en unos cuantos metros corriera suavemente para abrir la puerta.
Apenas abrió la puerta el olor del café inundó de golpe sus fosas nasales, inhaló de forma inconsciente llenando sus pulmones de ese olor que amaba así como al exhalar dejó escapar un jadeo aliviada al sentir la ola de frío que la golpeó por el aire acondicionado del lugar.

Sus curiosos ojos revisaron fugazmente las mesas mientras daba pequeños pasos tratando de divisar a su hermano cosa que al poco tiempo logró pues notó como una mano se alzaba para captar su atención.

Ensanchó una amplia sonrisa cuando notó a Erin saludandola mientras que le devolvía ese saludo, a su lado estaba Daniel.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Onde as histórias ganham vida. Descobre agora