Capítulo tres. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Había llegado a ese grupo de amigos, Watson que tan pronto como distinguió a aquellos dos que no había visto en casi dos años, fue a recibirlos con tanta emoción y calidez llevandose la sorpresa de que sí, Magdala cargaba a un pequeño ser que suponía, era el fruto del cariño de los que se rumoreaban eran pareja.

Kenia Pattinson, registrada bajo ese nombre era la pequeña que estaba entre los brazos cálidos de la mujer de piel morena, misma bebé que miraba a todos con grandes ojos azules.

— Hubieras dejado que mínimo tuviese los ojos de Moa. —Habló Emma a Robert en referencia a la pequeña mientras extendía su mano a la mejilla de esta.

— ¿Verdad? —Respondió aquel varón seguido de una risa. Emma abrió los ojos con sorpresa al no escuchar una contradicción.

Moa miró con severidad al ojiazul antes de rodar los ojos con gracia mientras negaba.— No es nuestra hija. —Dijo con simpleza.— Es hija de Lizzy, la hermana de Robby, pero nos pidió que de favor cuidaramos de su pequeña.

Un chasqueo de dedos hizo que la de cabello castaño cobre riera con un deje de obviedad. Según recordaba, Lizzy era cantante y con anterioridad había sabido que estaba en cinta. Sintió una calidez satisfactoria al saber que la nota que había leído hace unos días simplemente era una nota más para consumir.— ¡Cierto! Mis felicitaciones para Lizzy y su pareja. —Mencionó con una sonrisa.— Realmente pensé que era hija de ustedes.

— Creo que todos lo pensamos.—Dijo James sumandose al grupo de amigos, todoa le dieron la razón.— Señorita.~

— ¡James! —Exclamó con entusiamo mientras le daba con algo de prisa la bebé a Robert, antes de saltar a los brazos de aquel.

Aquellos dos se abrazaron con fuerza y emoción, sobretodo la morena.— Si bueno ¿Mucha euforia, no? —Dijo Radcliffe con el ceño un tanto fruncido. James al separarse solo rodó los ojos con diversión y exageración.

— Que amargado. —La morena le mostró la lengua a su hermano quien imitó su acto, a pesar de los años parecían comportarse como unos niños.

En la lejanía, Tom observaba a aquellos, Bonnie quien supuso no era la mejor opción dejar al rubio solo se quedó con él. El rubio solo podía sentir dos cosas que muy difícilmente sabía clasificar.

La primera, sentía tanta emoción, satisfacción, felicidad y extasis de ver a la mujer que amaba después de tanto tiempo, después de no saber nada de ella, todo su interior estaba en conmoción, solo tenía ganas de llegar a ella para besarla y decirle cuanto le hizo falta.

La segunda, era el dolor puro de ver a la chica reír, de volver a tenerla cerca y ser consciente de que aquella podía odiarle, y no solo era eso, ahora ella estaba con un retoño en brazos ¿Era su hija? ¿Moa estuvo embarazada?

El rubio sintió como su interior descargaba una presión de vacío en su pecho, pudo escuchar un zumbido en sus oídos que hacía que todo el ruido a su alrededor fuese sordo, tenía una tempestad de emociones en todo su cuerpo, su sangre estaba helada y al tacto, su piel estaba fría cual hielo, Bonnie observó a su amigo dejando que escapara un suspiro suave de sus labios delgados.

— ¿Vamos? —Incitó la pelirroja consiguiendo que Tom negara.

— Ve tú, yo no. —Respondió aquel, haciendo que la fémina frunciera suavemente su ceño.

— Bien, pero lo mejor sería que fueras y al menls intentaras disculparte con ella ahora que tienes la oportunidad.—Dicho eso, Wright avanzó hasta donde yacían sus amigos sintiendo como la mirada que Tom había puesto en ella volvía a su centro de atención en un principio, Magdala.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now