CAPÍTULO 7.

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Capítulo 7.

Secretos.

KAELA.

Entrar al salón y encontrarme con Friedrich me tomó por sorpresa. Realmente intento alejarme lo que más puedo de él, antes de que mi mente imagine estúpidos pensamientos no aptos para una mujer que tiene novio. Hoy lo veía y recordaba el maldito sueño, y maldita sea, no podía dejar de verlo. 

Mierda.

Apenas se despidió de mí prácticamente salí corriendo y me fui con Lou al buffet de la universidad. Estoy algo tensa y no encuentro el motivo.

Mi mente está en todas partes.

Cuando insinuó sobre una alumna que no es Lana, en ese instante me volví una masa de nervios. Trate de disimularlo lo más que pude.

Y peor me puse cuando se acercó demasiado a mi, después de eso. Tenía una bola en la garganta que quería ser impulsada con saliva, pero intenté disimularlo.

¿Y cuando invadió mi espacio personal?¿Y que yo no me haya alejado?

No lo puedo creer.

Voy a colapsar.

-...¿Kaela? ¿Qué te pasa, tonta?-la voz de Lou me quita de mi trance.

-¿Qué yo que? Estem... nada.

Me mira entrecerrando los ojos.

-¿Segura? Estás distraída.

-No dormí muy bien. Eso es todo-miento, bueno, no del todo, realmente no dormí muy bien anoche. A eso se debe mi mal humor.

-Mhmm, te pusiste rara desde que viste quien era nuestro nuevo profesor suplente. Hoy en la mañana cuando pase por ti estabas más calmada. ¿Qué sucede?

La ignoro cuando escucho sonar mi celular en mi bolsillo. Lo saco, es un mensaje de Isaac.

Isaac: Hola, amore. En unos días viajaré hacia Italia. Ya sabes, asuntos con mi padre y el trabajo.

Hago un puchero tras leer su mensaje.

Le respondo con un:

Yo:Está bien, cuídate. Podemos pasar estos últimos días juntos antes de que te vayas.

Guardo el celular y me centro en Loudovica quien está expectante a mis movimientos.

-¿Qué pasa?-levanto una ceja.

-No me contestaste.

-No sucede nada, estoy bien-respondo con seguridad.

-Está bien-dice entrecerrando los ojos-hare que te creo-Hace una pausa para tomar su batido-. Oye... esta bueno el señor Schuhmacher.

-Por favor, no lo llames así. Siento que estamos hablando de un viejo de cincuenta años-hago una mueca de asco.

-Podría ser un sugar daddy, yo no me quejaría.

El arte de la tentación [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora