CAPÍTULO 24.

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Capítulo 24.

Contra el cristal.

KAELA.

Me da miedo la gran conexión que tenemos Friedrich y yo.

Anoche tuvimos un encuentro diferente a los demás, probamos cosas más extravagantes y la confianza entre ambos se incrementó aún más. Porque si, no a cualquiera le dejaría que se follara mis pechos, y menos si no estaba advertida de las consecuencias al hacerlo. Hoy amanecí con una molestia entre ellos.

Igual lo volvería hacer, seré sincera, me gustó la experiencia.

Pero claro, también me fastidio cuando se alejo y me dejó con las ganas para autocomplacerse. Lo bueno es que después pude tener mi recompensa. Horas y horas hasta agotarlo por egoísta. 

¿Lo use como un juguete?

Si.

¿Me arrepiento?

Absolutamente no. Ambos la pasamos deliciosamente bien.

Volviendo a la conexión. No tengo la mas mínima idea si él la siente, pero yo si, y me aterra. Nos fundimos en el otro como si lo hiciéramos de toda la vida, nos gustan las mismas cosas y juntos probamos otras nuevas.

Eso me hace reflexionar sobre mi relación con Isaac. Nosotros somos mejores amigos desde que tengo memoria, por lo que ambos tenemos mucha confianza el uno con el otro.

Bueno, irónico.

Mi punto es que esa confianza no es ni la mitad de lo que compartimos con Friedrich durante estos días. Esto sobrepasó todos los estribos en tan poco tiempo. Siento que el viaje familiar marcó un antes y un después en todo esto.

A veces me da miedo admitir lo que quiero negar.

Porque conozco a Friedrich desde hace muy poco tiempo y odio apresurar las cosas. Ya me basta con acostarme con él apenas sabiendo poco de su vida.

Pero bueno, me atrevo a decir que es inevitable no caer una y otra vez por y con él. Friedrich es adictivo y todo en él te incita a pecar. Es una maldita tentación andante que no puedes negar ni aunque quisieras.

—Seguro Kaela quiera leche—insinúan.

—¿Eh?— Levanto rápido mi vista del plato. Edik me hace ojitos a mi frente y Friedrich a mi lado se encuentra sumido en sus pensamientos mientras mastica una dona.

Hoy desperté desconcertada y un tanto asustada cuando me di cuenta que estaba en otra cama y otra habitación la cual no conocía. En serio, estuve a punto de gritar, pero a los segundos reconocí el rostro adormilado de Friedrich sobre la almohada. Entonces comprendí que estábamos en su cuarto.

Tampoco entendía como llegué ahí, porque sé suponía que me había dormido muy incómodamente en el sofá con la cabeza de Friedrich sobre mi regazo cuando el sueño me ganó. Con Edik nos quedamos charlando hasta muy tarde mientras Friedrich dormía entre mis piernas. Ese fue el causante de que me despertara tan tarde.

En el momento que reconocí el lugar, volví a dormirme, estaba muy cansada la verdad.

Cuando finalmente ya debía despertarme me duche y mientras lo hacía me di cuenta que está vez ninguno escapó. Por lo general, desde nuestros encuentros, al otro día, uno de los dos suele despertar solo en su cama.

Nuestra primera vez él despertó solo, la segunda fui yo quien lo hizo y esta tercera ambos amanecimos en la misma cama.

Me detengo allí justo ¿Qué sigue después?¿Departamento para los dos?¿Cama para ambos?

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now