CAPÍTULO 58.

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Capitulo 58.

Matrimonio de ancianos.

KAELA.

Otro mes más.

Otro hermoso mes más.

La relación que tenemos Friedrich y yo se asemeja a la de una pareja de ancianos con más de sesenta años de casados.

No exagero.

Pasamos absolutamente todos los días juntos. Si no es en mi casa o en la suya, estamos en la galería. Por una cuestión de apego como por seguridad. El hecho de que todo vaya absolutamente bien, no quita que hace unos pocos meses Isaac se presentó en mi casa de una manera muy misteriosa.

No lo volví a ver, pero esto se me hizo tan extraño. Friedrich le ha pedido a Messi que lo vigile, pero dice que no lo volvió a ver desde aquella vez en la que rechace su propuesta de matrimonio. Es decir, no lo ha visto en Italia desde hace meses.

Intenta ubicarlo, pero no le halla el rastro. Ni a él ni a su padre. Verdaderamente no huele nada bien. Según se sabe, su padre decidió tomarse un viaje junto a su esposa y que no saben que podría estar haciendo Isaac porque hace tiempo no lo ven.

Aún más raro.

Así que intento prevenir cualquier encuentro estando al lado de Friedrich.

Después de esa pequeña preocupación, todo va más que bien.

Sigo encontrándome con Antonia tres veces por semana, pero hemos reducido las horas.

Ya no la torturo con la complejidad de mi mente, pero seguimos conversando de mi día a día. Le cuento de mi relación con Friedrich, mi amistad con Edik y Ludovica y el pequeño vínculo que he estado formando con Sienna.

Ella es un amor conmigo, siempre lo fue. Y desde que salgo con su hijo, su trato hacia mi se triplicó al mil.

Todas las tardes nos invita a tomar el té, si es que no está trabajando. Y hoy es uno de esos días.

—¿Más té, mi niña?— Me ha comenzado a llamar así desde antes de que Friedrich y yo blanquearamos nuestra relación a la familia.

Y en verdad, el hecho de que me llame "Mi niña" hace que mi estomago de vueltas con emoción porque la adoro y me hace sentir querida por su parte.

¿Y quien no querría que su suegra lo adore?

Con Sienna me he sacado la lotería. Además de que me brinda ayuda médica todo el tiempo. Ella se encarga de que me revisen cada ciertos meses aunque no sea mi medica de cabecera.

Ella es asombrosa.

—No, está bien. Ya me llene— rechazo su té.

Estamos en el gran sofá de su sala, en el que me encuentro sentada con Friedrich a mi lado y ella sola en el individual. Mi novio me pasa un brazo por la cintura, pegando mi cuerpo mas al suyo.

Puedo ver como Sienna suelta corazones por los ojos.

—Entonces Kaela si era la razón por la cual no volvías a Alemania— dice casualmente haciendo que Friedrich carraspee.

El comentario lo tomo por desprevenido, pero es verdad.

Rio por eso.

—Hace unos meses le pregunté si tú eras la razón ¿y puedes creer que lo negó? ¡Le mintió a su propia madre en la cara!— exclama, indignada.

Busco los ojos de Friedrich y niego con diversión por que lo creo capaz.

—Madre...— murmura.

—Ay, por favor, cariño, ¿cuál es el problema? si sabemos que yo fui el motivo por el cual no te ibas a ir. Admítelo, no te avergüences— Sacudo mi cabello para dar un aspecto más arrogante aunque estoy bromeando.

El arte de la tentación [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora