CAPÍTULO 35.

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Capítulo 35.

Miradas incómodas.



KAELA.

Ya casi entramos a febrero. Maldita sea, que rápido todo.

Ahora puedo afirmar que lo sucedido hace varios dias ya no me quita el sueño como lo hacia la primera vez. No lo supere, obviamente. Aún intento comunicarme con Isaac, pero nunca obtengo respuesta. Es como si se hubiera borrado de la faz de la tierra, ni mi hermano ni mi padre lo han visto.

Además de la universidad, he buscado otras distracciones, como por ejemplo terminar ese boceto que hace un mes empecé y jamás terminé.

Cuando lo pase al lienzo, mejore varios detalles que ahora sé a la perfección. Me siento bastante ridícula al hacerlo, pero siento mucha inspiración y no la voy a desperdiciar. Solo espero que él jamás vea esto.

El lienzo que elegí es enorme, si me paro junto a él, me llega hasta el abdomen. Es una locura el hecho de que pinte un cuadro gigante con la cara de Friedrich. Totalmente una locura.

Mientras pintaba, me llegó un mensaje de Friedrich. Después de esa llamada seguimos hablando. No es que lo hacemos todo el tiempo, pero no hubo un dia en el que no haya recibido un mensaje de su parte.

Pero, desde aquella vez, aún no nos hemos visto. Yo creo que me esta dando tiempo, tiempo el cual no merezco, pero al fin y al cabo, tiempo.

Me di cuenta de que alejarme de él iba a ser muy difícil, asi que inconscientemente descarte esa opción y ahora no sé como sobrellevar esto.

Se me hizo que lo mas factible seria reprimir ese sentimiento tonto hasta que me olvide de ello. Aunque cueste, me tengo fe.


***


—¿Y como estas?

—No seria una llamada tuya sin el "¿como estas?" luego de un silencio incómodo.— una carcajada irónica brota de mi garganta.

Escucho como sus cuerdas intentan reprimir una risa.

—Yo creí que ya habíamos pasado por esa etapa de los silencios incómodos.

Casi nunca hablábamos por llamada, siempre usamos los mensajes, pero luego de eso, las llamadas se volvieron muy frecuentes. Aunque, se siente raro oir su voz y no verlo. Las llamadas no reemplazan su compañía. Por eso, aunque hayamos tenido demasiada intimidad, escuchar su voz a través de un aparato se siente incómodo porque no lo puedo ver, no puedo ver su cara, no puedo ver sus ojos. Estos me dan seguridad cuando estoy con él, verlo a los ojos se siente cómodo. Y si no lo tengo enfrente, todo es muy extraño.

De todos modos, en estos momentos me conformo solo con oirlo, aun no me animo a verlo.

—Yo creo que esa etapa nunca se ira— digo.

—¿Tú crees?

Me encojo de hombros aunque no me pueda ver. Que tonta.

—Es más cómodo cuando estamos en el mismo lugar, es decir, cuando nos estamos viendo a la cara— me atrevo a decir.

Creo que me arde el cuello.

—Si... puede que tengas razón— se escucha sincero— ¿Por qué no hacemos video llamada?

El arte de la tentación [En edición]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin