CAPÍTULO 49.

6.6K 429 74
                                    


Capítulo 49.

Estoy listo.


FRIEDRICH.

—Así que... La hija de los Cavalcanti, ¿quién lo imaginaria? — expresa mi madre con un claro tono de diversión en su voz mientras sorbe de su taza de té.

Tenía esta conversación pendiente con ella desde la vez que Kaela y yo pisamos el hospital en busca de ella. La he ignorado tanto como pude, con tal de evitar que haga preguntas innecesarias, pero su insistencia me terminó ganando.

En respuesta a su pregunta, me encojo de hombros y bebo el café que dejó para mi en la mesita de la cocina de nuestra casa.

—¿Hace mucho que salen?

—No salimos.

Frunce el ceño.

—¿Ah, no?, quien los viera, creería lo contrario, teniendo en cuenta el motivo por el cual apareciste en mi consultorio de la mano con ella.

—Solo estaba haciendo lo que haría un amigo que se preocupa por ella.

—Que se preocupa demasiado diría yo. — Da otro sorbo de su té mientras levanta delicadamente su meñique.

—No le des tanto significado.

—Si, ya, ya— Sacude la cabeza como si se estuviera burlando de la situación. Espera, si lo está haciendo— ¿Y qué es eso de que casi me haces abuela?

Carraspeo.

—Eso pasa cuando dos personas mantienen relaciones sexuales. — Dejo la taza de café sobre la mesita y me dispongo a ver a mi madre. Supongo que fue bastante información cruda de golpe porque la expresión en su rostro no tiene precio— ¿Por qué me ves así? si ya lo sabías, no necesitabas que confirmara nada.

—Es que... es raro que salga de tu boca. Por lo general eres muy reservado con tu vida privada, es la primera vez que me compartes algo así de tal gravedad. — Suspira— ¿Ella no tiene novio?

—Tenía.

—¿Es decir que rechazó esa propuesta de matrimonio por ti?

Odio admitirlo, pero algo se calienta en mi pecho cada que recuerdo ese día y la cara que puso Isaac cuando ella lo rechazó.

¿Y cuando pienso en la posibilidad de lo que hizo por mi?

Mi ego crece descomunalmente, pero me asusta porque no quiero analizar el motivo por el cual me sucede esto.

Debo despejar mi mente para no darle cabida a pensamientos no deseados.

—No lo rechazo por mi— admito modestamente.

—¿Entonces aún no salían?

—No salimos— gruño.

Me sonríe con complicidad.

—Oh lo siento, mantenian relaciones sexuales — corrige.

—Lo hacemos desde diciembre — confieso sin vergüenza alguna, me divierto al ver su rostro.

—¡¿Qué?! Pero si diciembre fue hace casi seis meses.

Si supiera que aquella vez en año nuevo cuando vio a Kaela actuando extraño no era porque se sentía mal, sino que la estaba masturbando debajo de la mesa con mi pie.

Debería preocuparme por soltar todo esto a mi madre, teniendo en cuenta que Kaela desde un principio me ha pedido que seamos cuidadosos con la familia, pero es todo lo contrario. A pesar de todo, confío en ella y en su capacidad para mantener en silencio el historial de sus pacientes.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now